282. Cuento popular castellano
Este era un señor que estaba del otro lado
del agua. Y ya llevaba dieciocho años trabajando. Y cansándose ya de estar
tanto tiempo fuera de la familia, paseándose por la mar una tarde, empezó él a
discurrir:
-Esto es un fastidio. Tantos años sin ver a
la familia y no tener recursos para el viaje. De buena gana entregaba el alma
al demonio, si en esta misma noche pudiera estar con mi familia.
Y a los pocos pasos se encuentra con un
caballero, que le dice:
-¿Qué haces, buen amigo?
-Pues, aquí estoy, desesperao.
-¡Hombre! ¿Por qué?
-Mire ustez si estaré desesperao, que de muy
buena gana entregaría el alma al demonio, si esta misma noche pudiera estar
con mi familia.
Y le dice el caballero:
-Pero, ¿lo dice ustez cierto?
Dice:
-Sí, señor; como me he de morir.
-Pues, ya está ustez con el demonio. Si ustez
me entrega el
alma, en esta misma noche estará ustez con su
mujer y sus hijos. Dice:
--Sí, señor, se la entregaré; pero con la
condición que me tiene ustez que dar de treguas un mes.
Conque a poco tiempo se presentó el demonio a
la puerta de casa. Y llama y contesta la mujer:
-¿Quién es?
-¡Abre, que soy Fulano!
Vuelve a llamar.
-¿Quién es?
-¡Abre, que soy Fulano!
-Pero ¿quién es?
-¡Abre! ¿Qué, no me conoces?
Y al decir eso:
-¡Ah, sí! -dice. ¡Mi esposo!
Y se lo dice a los niños. Y dice:
-Ya está aquí vuestro padre.
Ya bajó ella, loca de contenta, a abrir la
puerta. Se saludaron y dice ella:
-Tendrás ganas de cenar. Dice:
-Sí.
-Bueno, pues voy a prepararte la cena.
Le preparó la cena y se pusieron a cenar en
compañía de sus tres hijos. Y estando cenando, le preguntó la mujer:
-Pues ¿cómo ha sido así el venir sin dar
aviso? Dice:
-Pues, ve ahí -dice-. Esa idea que me ha dao.
Y ya se pasaron cuatro días. Tan contentos.
Se pasaron otros cuatro, y lo mismo. Se pasaron otros ocho, y lo mismo. Y ya
que le faltaban quince días, empezó a ponerse él muy triste. Y le dice la
mujer:
-Pero ¡hombre! ¿Qué te pasa, que parece que
no tienes ganas de comer, y antes estabas tan contento?
-¿Qué me va a pasar? Nada -decía él.
-¿Qué, estás enfermo? -decía ella.
-No.
-Pero ¿cómo no comes?
-Ve ahí, porque tengo pocas ganas.
Y ya que le faltaban tres noches para venir
el demonio a por él, entonces ya estaba más apresurao él. Y le dice la mujer:
-Pero hombre, ¿qué te ocurre, que no sé cómo
estás, que parece que estás no sé de qué manera, que no tienes humor para nada?
Y ya la dice él:
-Pues, es por esto. Es porque la venida del
viaje ha sido de esta forma: que yo estaba desesperao por no poder venir a veros,
y estando paseando por la mar, dije entre mí: «De buena gana entregaba el alma
al demonio si esta misma noche podría estar con mi familia.» Y en esto que se
me presenta un señor que me dice: «¿Qué hace el amigo?» «Aquí estoy
desesperao.» «¿Por qué, hombre?» «Mire ustez si estaré desesperao, que de muy
buena gana entregaba el alma al demonio, si en esta misma noche podría estar
con mi familia.» «¿Lo dice ustez de veras?» «Sí, señor, como he de morirme.» Y
entonces me dice el caballero ese, dice: «Pues, ya está ustez con el demonio.
Si ustez me entrega el alma, esta misma noche le llevo con su familia.»
Y dice la mujer:
-Mil demonios, y ¿por eso te apuras? O lleva
el alma tuya y la mía, o si no, no lleva ninguna.
Conque al día siguiente, a las ocho de la
noche, cuando había quedao de dir a por ella, llama el demonio. Y el hombre no
sabía dónde meterse. Y la mujer le dice:
-¡No te apures! ¡Mil demonios, hombre! O
lleva tu alma y la mía, o no lleva ninguna.
En esto que dio otro segundo golpe el demonio
en la puerta.
-¿Quién va? -dice la mujer.
-El demonio, que viene a por el alma de su
marido.
-Pase -dice la mujer-; que hemos acordao
esto: que si ustez acezta a tres preguntas o pruebas que yo le haga, lleva
ustez el alma de mi marido y la mía. Y si no, no lleva ustez ninguna. Para
ganar la partida, tiene ustez que salir victorioso en dos de las tres pruebas.
-Acezto -dice el demonio.
Conque le manda la mujer entrar al demonio en
una habitación. Y le suelta una pelota, y le dice:
-Cójala.
Y entonces echa la garra el demonio y la
coge. Y la dice a la mujer:
-Ya tengo una.
Dice la mujer:
-Bueno, bien. Ahora coja esto.
Se levanta el manteo la mujer y le suelta un
fuerte pedo. Y
como no le puede echar la mano el demonio, le
dice la mujer:
-Tengo una, ¿eh?
-Sí -dice el demonio.
-La otra...
Se arranca un pelo de la cabeza y le dice:
-La otra es poner este pelo derecho con una
mano sola.
Y en vista de que el demonio no lo podía
hacer, dice la mujer:
-Tengo dos. Dice el demonio:
-Sí.
-Pues, ha perdido ustez la partida.
Y se salió el demonio pa el infierno, y no se
los pudo llevar. Y le dice la mujer al marido:
-Ves, ¡mil demonios! Ya está salvada tu alma
y la mía. Y allí ya ha terminao.
Astudillo,
Palencia. Anselmo
Velasco. 16
de mayo, 1936. Labrador,
36 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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