254. Cuento popular castellano
Era un rey que tenía muchos caballos. Y uno
corría mucho y le habían puesto el nombre de Zurumbafro.
Pues, un día se marchó el rey de caza, y a
uno de sus criados le dejó el caballo Zurumbairo. Y le dijo que tuviese mucho
cuidado de él, y que el que le llevase noticia que el caballo Zurumbairo se
había muerto, le mandaba matar.
El criado, pues, se quedó allí con el
caballo. Y a los pocos días el caballo empezó a dar vueltas y se murió. Y estaba
el criado muy triste. Y pasó por allí un afilador gallego y le dijo que por
qué estaba tan triste. Y le dijo lo que había pasado y que había dicho el rey
que el que le llevase noticia que el caballo Zurumbairo se había muerto, le
mandaba matar. Y le dijo el afilador que si le daba todo el dinero que él
tenía, que se lo iba a decir al rey.
Ya, pues, se lo dio, y se lo fue a decir al
rey. Llegó adonde estaba, llamó y salió uno de sus criados y le dijo que aué
quería.
Y le dijo que hablar con el rey. Y le dijo el
criado:
-Dígamelo a mí, que el rey no puede salir. Y
dice el afilador:
-No, que quiero estar con el rey.
Y ya el rey mandó que pasase. Y le dijo el
afilador:
-Mi señor, el caballo Zurumbairo está tendido
en el campo, le entran las moscas por la boca y le salen por debajo el rabo.
-No le entiendo -le dice el rey. Vuélvame
usted a decirlo otra vez.
-Pues, que el caballo Zurumbairo está tendido
en el campo, le entran las moscas por la boca y le salen por debajo el rabo.
-¡Ah! -dice, ¿que mi caballo Zurumbairo está
muerto?
-¡Ah, mi señor! ¡Usted lo dijo, que yo no!
Matabuena,
Segovia. Saturnina
Gil. 29
de marzo, 1936. 13
años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
genia muchas gracias
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