Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 30 de julio de 2012

La mata de albahaca .015

Hace muchos años, en las inmediaciones de un pueblo cuyo nombre no recuerdo, vivían tres hermanas en una sencilla casita situada a la orilla del camino. Las hermanas tenían un pequeño jardincito, y una de las plantas más abundantes era la olorosa albahaca. Cuidaban el jardincito con mucho esmero y todas las tardes, ya una, ya la otra, se ocupaban de regar las plantas y arreglarlas.
El rey paseaba siempre a caballo y todos los días pasaba frente a la casita de las tres hermanas. Al acercarse, las saludaba invariablemente, diciéndoles:

Adiós, señoritas de las albahacas,
¿cuántas hojas tiene la mata?

Las niñas callaban por temor al soberano, pero un día la menor resolvió que la próxima vez contestaría al saludo del rey.
Una tarde, como de costumbre, pasó el rey mientras la menor regaba las plantas y dijo:

-Adiós, señorita de la albahaca,
¿cuántas hojas tiene la mata?

La niña se irguió y le contestó:

-Su majestad, que es tan bachillero,
¿cuántas estrellas tiene el cielo?

Al oír esto las hermanas mayores la regañaron y se asustaron pensando en el castigo que les iba a caer por el atrevimiento de la pequeña.
Al rey, sin embargo, le hizo mucha gracia la respuesta de la niña y pensó en hacerle una broma.
Durante unos días, dejó de hacer su acostumbrado paseo a caballo cerca de la casa y, cuando menos lo esperaban las hermanas, las invitó al palacio.
Las niñas tuvieron que obedecer, pero estaban aterrorizadas con el castigo que las esperaría.
Cuando llegaron al palacio, fueron recibidas con grandes honores. Ellas, como desconocían la etiqueta de la corte, estaban abochornadas y no sabían cómo debían actuar.
Fueron invitadas a dulces exquisitos, frutas que nunca habían visto y olorosos vinos.
La menor no quiso probar nada, y al ver esto el rey le preguntó el motivo. Ella respondió que allí no había nada que deseara comer, pero el rey insistió y le dijo que pidiera lo que quisiera, que por difícil que fuera se lo traería.
Entonces, ella dijo:
-Quiero nieve tostada en la punta de un cuchillo.
El rey festejó tanto la ocurrencia de la niña que se casó con ella, y de esta manera la joven se convirtió en reina.
Y comieron felices unas cuantas perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron.

Cuento popular

015. anonimo (argentina)

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