Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 30 de julio de 2012

La gansa peregrina


La gansa, un día, se fue a correr mundo. Se encontró con la rana de zarzal.
-¿Adónde vas, gansa?
-Voy a correr mundo.
-¿Puedo ir contigo?
-Agárrate a mi cola.
La rana de zarzal se agarró a la cola de la gansa y así prosiguieron el viaje: delante, la gansa; detrás, la rana. Durante el trayecto, se encontraron con la rueda de molino:
-¿Adónde vas, gansa?
-Voy a correr mundo.
-¿Adónde vas, rana de zarzal?
-Voy a correr mundo.
-¿Puede ir con vosotras?
-Agárrate a mi cola -respondió la rana de zarzal.
La rueda de molino se agarró a la cola de la rana de zarzal y así prosiguieron el viaje: delante, la gansa; detrás de ella, la rana; detrás de la rana, la rueda de molino. En el trayecto se encontraron con una brasa de carbón.
-¿Adónde vas, gansa?
-Voy a correr mundo.
-¿Adónde vas, rana de zarzal?
-Voy a correr mundo.
-¿Adónde vas, rueda de molino?
-Voy a correr mundo.
-¿Puedo ir con vosotras?
-Agárrate a mi cola -respondió la rueda de molino.
La brasa de carbón se agarró a la cola de la rueda de molino y así prosiguieron el viaje: delante, la gansa; detrás de ella, la rana; detrás de la rana, la rueda de molino y, detrás de la rueda de molino, la brasa de carbón. En el trayecto, llegaron a la orilla de un río de aguas profundas. Desde luego, la gansa no se asustó; se zambulló en el agua y se puso a nadar alegremente, y detrás de ella se zambulleron la rana de zarzal, la rueda de molino y la brasa de carbón.
Cuando estuvieron en medio del río, la gansa vio en el agua un pez.
-Sujétate bien, rana -gritó la gansa.
-Sujétate bien, rueda de molino -gritó la rana de zarzal.
-Sujétate bien, brasita de carbón -gritó la rueda de molino.
-Me sujeto bien -respondió la brasita de carbón.
-Me sujeto bien -respondió la rueda de molino.
-Me sujeto bien -respondió la rana de zarzal.
-Entonces me sumerjo -dijo la gansa.
Y, en efecto, se metió bajo el agua para atrapar al pez. ¡Qué catástrofe!
En cuanto desapareció la gansa bajo el agua, también la rana de zarzal desapareció.
En cuanto desapareció la rana de zarzal bajo el agua, también la rueda de molino desapareció.
En cuanto desapareció la rueda de molino bajo el agua, también la brasita de carbón desapareció.
La rueda hizo: ¡plumpft!
La brasa hizo: ¡chit!
Y nadie los ha vuelto a ver.
A la gansa y a la rana de zarzal, en cambio, no les ocurrió nada malo.
Un rato después, volvieron a la superficie y, cuando vieron que la rueda de molino y la brasa de carbón habían desaparecido para siempre, se echaron a reír y aún hoy se siguen riendo: ¡croa! ¡croa! ¡croa! ¡croa!

012. anonimo (alemania)

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