En un rincón de la Arabia , cierto pescador
poseía un vivero en el cual criaba magníficos peces. Su ayudante, Alí, se
encargaba de llevarlos a vender al mercado, utilizando un barril que se cargaba
a la espalda.
Alí quiso un día aprovecharse de la
confianza que su amo depositaba en él y le hurtó uno de los peces más hermosos
que el dueño del vivero poseía.
Llegó al mercado y después de
vender la pesca corriente se dispuso a ofrecer el magnífico pez, por el que
pensaba obtener un buen dinero. Y así fue, pues se lo compró un mercader por lo
que pidió. .
Como le saliera bien el truco,
empezó a repetirlo. Hasta que un día le detuvo un guardia que iba acompañado
por un desconocido.
-Voy a registrar tu barril -declaró
el guardia.
Tras registrarlo, sacó un hermoso
pez y el desconocido dijo:
-¿Ve como tenía yo razón, señor
guardia? Este hombre es un ladrón que le roba sus mejores peces a mi amigo, el
dueño del vivero.
-¡Todos los peces son iguales!
-protestó Alí.
-El dueño del vivero corta la punta
de la cola de estos peces especiales y sólo algunos clientes lo saben. Así que
uno de ellos, nos avisó que teníamos un ladrón en el vivero.
En la soledad de su celda, el
ladrón se hizo el firme propósito de respetar siempre lo ajeno.
999. Anonimo,
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