Una mañana de primavera, nació el
heredero del poderoso maharajá. La maharaní envió en busca de tres mendigos,
que se decía adivinaban el porvenir y les rogó que predijesen el futuro del
niño.
-El príncipe Salim será un gran
guerrero -predijo el más anciano-, pero deberá vivir en la oscuridad durante
once años.
-Pasado ese tiempo -manifestó el
segundo-, deberéis bañarle en el río y vestirle de maharajá.
-Será un buen jinete -dijo el
tercero-, y muy rápido en sus contesta-ciones.
Para sus padres fue muy triste
tener al niño durante tantos años viviendo en un oscuro sótano. Para
distraerle, le compraron un loro. El niño y el animal se entendían a la
perfección.
Al cumplir doce años, los padres
bañaron a su hijo en el río y le vistieron de maharajá.
-Salim, hijo mío -le dijo su
padre-. Según los augurios, serás un gran guerrero. Me duele en el alma, pero
debes ir a recorrer el mundo en busca de aventuras.
Montado en su potro, ciñendo su
armadura y llevando en su mano el lorito el joven se alejó del palacio de sus
padres.
999. Anonimo,
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