En un remoto país, hace muchísimos
años, vivió un hombre muy sabio, llamado Sabino, y su fama se había extendido
por el mundo.
Daba muchos y buenos consejos a las
gentes, pero no le hacían caso y se portaban mal. Y como Sabino además de
inteligencia tenía mucho poder, decidió castigar a los hombres. Y después de
mucho meditar decidió privarlos de la luz de la sabiduría, y la escondió en un
jarro que ocultaría en un lugar seguro.
Pero el sabio tenía un hijo muy
listo, que al observar las idas y venidas de su padre y lo que hacía con el
jarro, pensó:
-¡Algo importante debe guardar!
Por la noche, le oyó levantarse del
lecho y luego salir de casa, con el jarro bien apretado contra su pecho. El
joven saltó a su vez de la cama y le siguió con todo sigilo.
El sabio atravesó la aldea y se
internó en el bosque, seguido por el, muchacho. Y no se detuvo hasta internarse
en un grupo de altísimas palmeras.
999. Anonimo,
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