344. Cuento popular castellano
Éste era un tonto de un pueblo. Se llamaba
Periquillo. Un día compró un burro, y los vecinos del pueblo le preguntaban con
mucha frecuencia:
-Periquillo, ¿cuánto te ha costado el burro?
-Siete duros y una hogaza de pan.
Se encontraba con otros endividuos del mismo
pueblo, y le volvían a repetir:
-Periquillo, ¿cuánto te ha costado el burro?
-Siete duros y una hogaza de pan.
Tanto preguntar, tanto preguntar, ya le
cansaban a Periquillo. Y una de las noches acudió el señor cura a la casa de un
enfermo a darle los Santos Sacramentos; en ocasión que Periquillo se metió en
la iglesia, y después de terminado el azto, al marcharse todos los vecinos pa
su casa, quedó Periquillo dentro. Y a eso de la media-noche se sube a la torre
y empieza a tocar las campanas. El pueblo, alarmado, creídos de que hubiera
fuego en el pueblo, se preguntaban unos a otros:
-¿Adónde es? ¿Adónde es?
Y:
-¿Qué pasa?
-Pues, las campanas tocan solas, porque la
iglesia está cerrada.
-¡A llamar al señor cura!
En ocasión que entra el señor cura en la
iglesia, y cesan de tocar las campanas. Miran por todos los sitios y no ven
nada. Todos los vecinos en unión del señor cura se vuelven a su casa, y a la
hora se repite el toque de campanas.
-¿Qué pasará en el pueblo? -se decían los
vecinas unos a otros.
Y el señor cura, alarmado, se subió al
púlpito.
-Queridos feligreses, esto es una llamada del
Señor para que todos seáis buenos, pa que vengáis a misa, pa que confeséis y
echéis responsos y traigáis los bodigos (pedacitos de pan) que adeudáis a la Santa Madre Iglesia.
Y dirigiéndose al Señor, añadió el señor
cura:
-Señor bendito, dinos lo que quieras. Aquí
nos tienes a todos. Y se asomó Periquillo por el abujero donde suben la lámpara
de la iglesia.
-No estáis todos, que falta la tía Cirila,
que está mala en la cama.
Y el pueblo, alarmado, corren en busca de la
tía Cirila y la traen sentada en una silla.
-Señor bendito, ya estamos aquí todos. Dinos
lo que quieres de nosotros. Perdónanos si en algo te hemos ofendido, que todos
seremos buenos.
Y se asoma Periquillo por el mismo abujero y
les dice:
-Si queréis saber cuánto le ha costao a
Periquillo el burro, siete duros y una hogaza de pan... pa que no me lo volváis
a preguntar.
Entonces el señor cura, con grandes insultos,
le decía:
-Éste es el Dios que venia. Es el tonto Periquillo que nos entretenía.
Ése es el cuento de Periquillo y la tía
Cirila.
Cuéllar,
Segovia. Mariano,
señor de unos 55 años. 22
de abril, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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