433. Cuento popular castellano
Éstos eran tres estudiantes que se hallaban
una vez sin dinero para comer. Y saliendo por la ciudad, pasa uno con dos
cabritos y le dicen que si les lleva de venta. Y les dice que sí. Le piden precio
y les pide a veinte pesetas -cuarenta pesetas por los dos. Y ellos le mandan
hasta treinta. Y como no tenían intención de pagarles, aceptaron en las veinte
cada cabrito.
Y uno de ellos les manda a los otros dos que
les lleven en casa de la patrona, que él se iba con aquel señor a que se les
pagara su amo. Y aceptó a irse con él. Le lleva a una parroquia donde estaba un
señor cura confesando. Se acerca al confesonario" y le dice:
-Aquí traigo un amigo, un penitente que lleva
muchos tiempos sin confesar, y le he podido convencer a que venga a
confesarse. Y le dice el señor cura:
-Muy bien, muy bien. Hace usted una obra de
caridad.
Se sale el estudiante y manda el señor cura
arrimarse al de los cabritos. Llega al confesonario y el señor cura le manda
sentarse de rodillas y decir la confesión general. Y le responde:
-Yo no vengo a confesar.
Y el señor cura le dice hasta tres veces:
-Siéntese usted de rodillas y diga usted la
confesión general.
-Yo no digo la confesión general ni vengo a
confesar. Vengo a que me pague usted los cabritos.
-Yo no sé nada de cabritos. Haga usted el
favor de sentarse dé rodillas.
-¡O me paga usted los cabritos o confesonario
y usted ruedan por la iglesia!
Y al ver el alboroto se apercibieron varias
personas diciéndoles que qué pasaba.
-Este señor, que viene a confesar y no le
hago confesar. Me dice que le pague los cabritos y yo no sé nada de cabritos.
-Ese señor que ha entrado conmigo me ha
comprado dos cabritos y me ha dicho que viniera aquí a que me pagara usted cuarenta
pesetas que les han costado.
-¡Pues ese señor le ha dado a usted un timo!
Y nada más.
Arahuetes,
Segovia. Faustino
Blas Ballesteros. 24
de marzo, 1936. 60
años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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