449. Cuento popular castellano
Éste era un niño muy pobre, y iba pidiendo
limosna por un pueblo. Y fue en casa del señor cura de aquel pueblo. Y se compadeció
de él el señor cura y le cogió para ir a los recados. Y la criada le preguntó cómo
se llamaba, y él la dijo que se llamaba Me-pica. Y el ama también le preguntó
cómo se llamaba, y le dijo que se llamaba Saecula Saeculorum. Y el señor cura
también le preguntó cómo se llamaba, y le dijo que se llamaba Una-manoatrás-y-otra-alante.
Y como a todos les parecieron nombres tan raros, pues nada más le llamaban «el
chico».
Un día el chico robó al señor cura y se
marchó de casa. Y varios días más tarde, estando en misa, le vio la criada, y
la dice al ama:
-Señora ama, ¡que Me-pica, Me-pica!
-Pues ¡demonios! Si te pica, pues ¡ráscate! Y repite la criada:
-Pues ¡demonios! Si te pica, pues ¡ráscate! Y repite la criada:
-Señora ama ¡es que Me-pica, Me-pica!
-Pues ¡ráscate! -dice, o sal, haz lo que te
dé la gana.
Y la criada se tuvo que callar ya. Y cuando
había pasado un poco de tiempo, el ama vio al chico. Y se acercó al señor cura
y le dice:
-Señor cura, ¡que Saecula Saeculorum! ¡Que
Saecula Saeculorum!
-Pero ¡cállate, demonio! ¿No sé yo cuándo lo
he de decir?
Y ya, claro, el ama se marchó. Y cuando
volvió una vez el señor cura, le vio, y dice a los feligreses:
-Señores, ¡Una-mano-atrás-y-otra-alante!
¡Una-mano-atrás-yotra-alante!
Y todos empezaron a echarse una mano atrás y
otra alante. Y mientras el muchacho se escapó. Y colorín colorado, este cuento
se ha acabado.
Matabuena,
Segovia. Saturnina
Gil. 29
de marzo, 1936. 13
años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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