396. Cuento popular castellano
Ésta era una moza muy guapa, y se casó con un
mozo del pueblo. Y el cura del pueblo se enamoró de ella. Y siempre que iba a
misa, la decía el cura:
-María, ñiqui.
Y ella se callaba. Y como todos los días se
lo decía, ya fue ella y se lo dijo a su marido:
-Mira, fulano. Todos los días que voy a misa,
me dice el cura «ñiqui».
Dice el marido:
-Y ¿tú? ¿Qué le dices?
Dice:
-Yo, nada.
Dice:
-Pues, cuando te diga «ñiqui», dile -tú
«ñaqui». Y si te dice
«¿a qué hora quieres que vaya?», dile tú que
a las doce. Y al día siguiente fue el cura y la dijo:
-María, ñiqui.
Y fue ella y le dijo:
-Señor cura, ñaqui.
Y dice el cura:
-¿A qué hora quieres que vaya, María? Y dice:
-Vaya ustez a las doce.
Y ya fue. Y estando el cura allí, llegó su
marido del campo. Y ella se fingió asustada y encerró al señor cura en una
habitación donde su marido guardaba el tabaco. Entró su marido y le dijo ella:
-¿Cómo te has venido tan pronto? Y dice:
-Porque vengo a dar una vuelta al fumaqui. Y
dice ella:
-Déjalo pa mañana, hombre. Déjalo pa mañana.
Y dice él:
-No, no; ahora.
Cogió un palo, entró en la habitación y
empezó a dar palos al cura. Por fin pudo salir y se escapó.
Al día siguiente por la mañana fue María a
misa. Y el señor cura no la decía nada; pero ella fue y le dijo: -Señor cura,
ñaqui.
Y dice el señor cura;
-No quiero ni más ñiqui ni más ñaqui, que tu
marido venía mucho al fumaqui.
Medina
del Campo, Valladolid. Julia,
señora de unos 55 años 5
de mayo, 1936.
(entrevistada en Nava del Rey, Valladolid).
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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