Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

sábado, 7 de julio de 2012

Los tres consejos .242

242. Cuento popular castellano

Era un matrimonio muy pobre que vivía en una aldea. Vivían muy necesitados, y viéndose asín, dijo el marido a la mujer:
-No podemos vivir. Yo me voy para las Américas.
Se fue para allá y dejó a la mujer con un niño de dos años. Estuvo por la América veinte años y allí hizo fortuna. Habiéndo­se cansado de servir, le dice al amo:
-Me voy para mi España.
-¿Cómo te vas, tan contento que estaba yo contigo y tú con­migo?
-Pues, sí, señor, me voy.
Y le dijo el amo:
-Pues, antes de que tú te vayas, vas a recibir tres consejos míos: primero, la ira de hoy, guárdala para mañana; segundo, no dejes caminos por coger sendas; tercero, no te metas en co­sas que no te importen.
Llegó a su pueblo, y en dirección para su casa, encuentra a su mujer abrazada con un cura. Sacó el revólver para matarla; pero se recuerda del consejo que le dijo el amo y dijo:
-No, que me dijo que la ira de hoy, que la guardase para mañana.
Se fue para el mesón para buscar posada. Estando sirvién­dole la cena, pregunta a la mesonera:
-Hace veinte años vine por este pueblo y me quedé en casa de Fulana de Tal. ¿La conoce ustez?
-Ah, sí, señor, ¡qué hacer más que conocerla! Hoy ha veni­do precisamente un hijo, que tenía estudiando para cura.
-¡Cura! -dice él-. ¿Cómo cura?
-Sí, sí. Pobremente ella se ha valido para hacerle cura. Y el marido le tiene en Buenos Aires.
Él la preguntó después que qué vida había traído.
-Una pobre mujer, que con su trabajo malamente le ha po­dido dar la carrera.
-Pues, yo soy su marido -contestó el hombre. ¿Quiere ustez acompañar-me hasta su casa?
-Bueno, sí, señor. Vamos.
Fueron y efeztivamente se reconocieron. Y abrazó a su mu­jer y a su hijo y fueron felices.
A los dos o tres meses tuvieron necesidaz de ir a una feria a comprar un ganao. Y le dice él a un vecino del pueblo:
-¿Vas a ir a la feria?
-Sí.
-Pues, yo también. Vamos juntos.
Habiendo andado un trayezto del camino, dice el vecino al otro:
-Vamos por esta senda, que se navega una hora más, para llegar pronto a la feria.
Y le dice:
-No, chico. Yo no dejo camino por coger sendas, que me dijo mi amo eso.
Y el uno se fue por la senda, y el otro siguió su camino y llegó a la feria con tiempo. Hizo su compra; mas el otro no llegó. Y al día siguiente regresó para su pueblo. Y salió a preguntarle la familia del otro compañero que dónde se había quedado. Y les dice:
-No le he visto en la feria. Él se fue por la senda, y yo seguí el camino y llegué con tiempo a la feria.
Marcharon a buscarle por la senda por donde había marcha­do, y le encontraron atao al tronco de un árbol. Y él dijo que le habían salido unos ladrones que le habían quitado el dinero y le habían atado. Le desataron y se volvió a su casa, y el otro se ale­gró de haber conseguido el consejo que le había dado su amo en América.
Después, el señor ese, andando con el ganao que compró en la feria, andando por los pueblos, llegó a una venta y pidió po­sada. Y se ponen a regañar los dueños fuertemente: que si el di­nero lo guardaba el uno o si lo guardaba el otro; y que si tú tie­nes la culpa o si la tienes tú. Y llegaron hasta a pegarse. Y el otro, pues, tuvo idea de meterse en la reyerta; pero se alcordó del consejo de su amo, y dijo:
-No, no me importa. No debo meterme.
Con esto pidió la cama para irse a dormir, y le meten en un cuarto donde había cuatro o cinco colgaos, por haberse metido en cosas que no les importaba. Y el otro se asustó y le dice al dueño:
-Hombre, ¿cómo me mete ustez aquí? ¿Qué, quiere hacer ustez lo mismo conmigo que con ésos?
-Ah, no, señor, estése ustez tranquilo, que no le hacemos nada. Porque ésos están allí colgaos porque se han metido don­de no les importaba -como en la reyerta que hemos tenido nos­otros- que todos ésos se han metido y como no les importaba, los hemos colgao allí... Y ustez, cójase ustez su borrico y váyase, que no le haremos nada.
-Pero antes de marcharme, quiero pagar -decía él.
-No, señor, no. Todo está pagao, porque no hemos tenido otro como ustez.

Tinieblas de la Sierra, Burgos. Lucía Pineda. 3 de junio, 1936. 43 años.

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. Anonimo (Castilla y leon)


No hay comentarios:

Publicar un comentario