Había
una vez un viejito que tenía un perrito y un muchachito. Y el
viejito se ocupaba de pescar para poder comer, porque era pobre.
Todos los días iba a pescar. Y un día, no podía agarrar ningún
pescado. Iban llegando las doce del día y no había agarrado
ninguno. Entonce el viejito, furioso de rabia, dijo:
-Cómo,
no -dijo el diablo-, tiene un chico y un perrito.
Bueno...
ya vienen. Venía muy adelante el perrito, pero se clavó una espina,
y el perrito se puso a sacarselá. Y llegó el chico, y pasó, y
llegó primero. Entonce dijo el diablo:
Y
lo alzó en anca de la mula y lo llevó. El viejito quedó llorando.
Y se fue el diablo para la casa de él. Y allá había un corral
lleno de mulas, y entre ellas había una mula blanca. El diablo le
dio una plancha de hierro, al chico, y le dijo que la pusiera en el
medio del corral. Y cuando amaneciera la plancha rota, lo iba a dejar
ir para la casa d'él.
La
mulita blanca, todas las noches iba y le pegaba unos golpes con las
manos a la plancha. Hasta que una mañana, amaneció rota la plancha.
Bueno,
el chico entró al corral, y la mulita blanca le hacía señas con
las orejitas que la agarra a ella. Y él fue a agarrarla a ella.
Entonce le dijo el diablo:
Y
la ensilló y se fue. Entonce, cuando salieron detrás de un bordo,
le dijo que se bajara. Y la mulita se hizo una palomita y lo
alzó sobre el lomito y se voló llevando el chico encima. Cerca de
la casa del viejito, se asentó la palomita y le dijo al chico que
ahí cerca, quedaba la casa del padre. Y le dijo, ya mulita otra vez:
-Mirá,
yo te voy a dar una virtú. Con esa virtú, los domingos te vas hacer
un caballito blanco. Que te ensille tu padre y te haga correr por la
plata que él tenga, que vos vas a ganar.
Corrió
unas cuantas veces y ganó el caballito blanco. Así que ganó mucha
plata el viejito. Y una vez hizo una carrera depositada para el
domingo siguiente. Y cuando se llegó el domingo, le dijo el chico al
viejito:
-Mire,
mi padre, ahora cuando corra la carrera, la voy a ganar, y entonce va
a venir un hombre en una mula negra y me va querer comprar y usté no
me venda hasta que no le oferte mucha plata. Bueno, cuando usté me
venda, y cuando me quera entregar me saca el freno.
Bueno,
una vez que corrió la carrera el viejito con el caballito blanco,
ganó la carrera. Y vino un hombre en una mula negra y le dijo:
-No
-le dijo el viejito, no lo vendo porque este caballito me da qué
comer con las carreras que gana.
Y
había tomado unos tragos de vino, el viejito, y se había olvidado
que le había dicho el chico que lo vendiera, pero sin freno, así
que lo entregó con freno y todo. Entonce el diablo lo ensilló y
largó la mula d'él. Y esa noche se fue a farriar a la casa de unas
niñas. Y se amaneció. Y lo ató al caballito con las riendas
colgadas de un monte, como para que no se sacara el freno el caballo.
Al
otro día fue una de las chicas a sacar agua de un pozo de balde que
había cerca de donde estaba atado el caballo, y cuando la vido el
caballo a la chica que se acercaba, le relinchó como diciendo que lo
largara. Entonce dijo la chica:
Pero
se lo sacó no más. Entonce corrió el diablo, pero el caballito se
hizo una rana y se largó al pozo. Entonce el diablo se hizo un sapo
y se largó al pozo, persiguiendo la rana. Anduvieron las vueltas...
La ranita se hizo una palomita y salió por la boca del pozo. Y se
elevó volando. Y el sapo se formó un halcón y la siguió a la
paloma que iba volando muy alto. Entonce la palomita vido un palacio
muy lejo. Entonce se dirigió allá. Que el halcón la iba
alcanzando, pero alcanzó a llegar. Había una ventana abierta y se
metió por allí y cayó sobre la falda de la chica del palacio.
Entonce ella cerró la ventana. Y el diablo dio la vuelta por la
puerta y habló con el dueño de casa, y le dijo:
-Acá
viene este señor para que le entregue una prenda que le tiene.
-Si
es por este anillo -que el chico se había hecho un anillo en el dedo
de la nena- tomeló y se lo tiró al suelo.
Y
el anillo se hizo una granada y se desgranó. Entonce el diablo se
hizo una gallina con pollos y se puso a comer la granada. Entonce la
chica había pisado una semillita, la cual se trasformó en una zorra
con zorritos chicos y se comió la gallina con pollos. El zorro era
el chico y la gallina era el diablo. Y así se salvó del diablo, que
lo dejó al chico. El chico se casó con la niña y fue y buscó al
viejito, y trajo toda la riqueza que había ganado cuando era el
caballito blanco. Y fueron felices para toda la vida.
Julián
Aguilera, 65 años. Las Barranquitas. Pringles. San Luis, 1971.
El
narrador es un campesino dueño de una pequeña propiedad en el
campo. Los numerosos cuentos que sabe los aprendió del padre y de la
madre, de niño, cuando era costumbre en rueda familiar, alrededor
del fuego, contar cuentos todas las noches. Es oriundo de El
Saladillo.
Cuento
899. Fuente: Berta Elena
Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
No hay comentarios:
Publicar un comentario