Había
un señor que tenía tres hijas muchachas.
-Esto
es si usté van a tener mala suerte, se va secar el gajo para cuando
yo vuelva. Si van a tener buena, no.
Hacía
diez días que se jue. Apareció un joven lindo, una tarde. Pidió
posada a las chicas. La más vieja no quería dar posada al joven. Y
la menor de toda dijo que era una imprudencia.
Depué
ella le vino una idea. Que ese hombre podía tener un mal pensar con
ella porque son tre chica sola y entonce dispuso de agarrar una
costura y se puso a costurar de noche. Las demás hermanas dormían
juerte. Y ella con el recelo estaba cosiendo. Sintió un golpe a la
puerta. Vio una mano que destrancaba ya la puerta. Ella bajó un
cuchillo, un machete, y le corta la mano del que 'taba destrancando
la puerta. Ella era de coraje.
Se
levantaron las demás. No 'taba el hombre. Le preguntaron a ella,
como ella se levantó tan temprano, si no vio qué hora salió. Ella
dijo que no.
-No
es nada. Vayen ustedes por delante con la albahaca y yo más atrás.
Y prestemé el de usté, que le voy a mostrá el de usté a papá.
La
niña menor pensó que ese joven por arte le había hecho secar la
albahaca. No era güeno eso. Pero no quería decir, porque ella le
cortó la mano.
Un
día de tardecita vio que venía. Y salieron a encontrale. Y la más
joven salió más atrás para poder hacer el cambio de mano. El viejo
contento con las tres hijas dijo:
Llegó
de tarde y pidió posada al viejo. Ya 'taba el padre. El viejo tan
contento que llegó una persona, le dio posada. La chica que le cortó
la mano le conoció, pero ni la hermana sabía, ni el padre, ni nada.
El
mozo le dijo al viejo que buscaba novia, por eso salía a pasear por
ahí. Y que si una de las hijas de él quería casarse que él se
casaría. El viejo dijo que sí. Llamó la tre hija y preguntó:
Esa
acetó. Se casó. Estuvieron unos días en la casa del suegro. Muy
contento, muy bueno él con las cuñadas. Despué armaron viaje y se
jueron.
Le
dijo que recordaba cuando pidió posada pero que ella no era la que
le cortó la mano.
Le
llevó lejo adonde había mucha pieza pero toda cerrada. Sólo la
pieza para ella 'taba abierta. Y la llama a la hermana, y nada, y
vacía la casa.
Y
áhi, en esa pieza, encontró la hermana muerta. Y un joven que 'taba
mal, mal, degollado y hablaba. Y ése es el que gemía. Bueno, ella
le curó al joven y jue mejorando.
Volvió
él y miró la llave. Y encontró una gota de sangre. Bueno. Y le
dice él:
Entonce
él jue y trajo la otra cuñada. El viejo confiado porque él le
llevó mucho regalo. Y él le dijo al padre que dejase ir esa hija
que las otras hermanas tenía mucha gana de verla.
-Su
mano 'tá en el jardín. Yo jui la que le corté. Antonce él le alzó
y le llevó hasta la casa. Le entregó todas las llaves. Y le dijo
que esa pieza no le abriera, donde tiene el secreto de lo cadáver.
Ella
jue y abrió la pieza. El mozo que curó la hermana, esa hermana que
mató el mano de oro, estaba casi sano. Y habló mucho con ella. Y él
le dijo:
Ella
jue y agarró el rosario y rezó. Y rezaba todo el día. Andaba por
toda parte de la casa rezando y agarraba la cruz del rosario.
El
mano de oro era el diablo. Él no podía volver porque ella rezaba y
él tenía miedo de la cruz del rosario. Ella resucitó la do hermana
y le hizo llevá a la casa.
Bueno...
El día que ella le llevó al joven, pasaba tres carros llenos de
leña. El joven conoció los carros, que llevaba siempre leña al
palacio del padre. Y le pidió que lo llevase a lo do.
Y
el mano de oro venía por el camino, porque él sabía todo, y le
atajó a lo carrero. Le ofertó, pero mucha, mucha cantidá de plata
por ese carro. Áhi iban lo jóvene. El carrero casi se lo da, pero
ella sacó el rosario y rezó y el mano de oro no volvió en el
carro. Y el carrero le llevó hasta la casa del Rey, en el pueblo.
Descargaron
la leña y sacaron el hijo del Rey y la muchacha que le salvó. El
joven había estado en encanto por el diablo.
Criaron
un perro bravo para vigilar la casa. Tenían un sirviente que cuidaba
el perro. Un día en l'asquina se encontró con un hombre y le
trateó el perro. Él pensó un poco y como era mucho el dinero
vendió el perro. Le prometió el comprador matar el perro y entrar
adentro y hacer vivir el perro otra vez. Él acetó todo.
Y
llevó el perro otra vez vivo a la casa del Rey. La dueña miró el
perro y ve la panza grande del perro y estaba el otro adentro. Y le
dice al sirviente:
El
perro dormía entre la do cama y ella esa noche mandó poner muchos
cascabel por la cama de él y de ella. Y le dijo a los guardias que
cuidase esa noche, que algo malo iba a suceder.
Y
jue a la medianoche. Sintió que tocó la cama y hizo ruido. Era el
Mano de Oro que salía de adentro el perro para matarlo a lo do con
revolve en mano. Ella, como era que siempre tenía el rosario, agarra
el rosario y grita a la guardia. Y vinieron y le agarraron al Mano de
Oro y lo quemaron en la plaza a él y al sirviente para que hubiera
ejemplo de esa historia.
Y
quedó de esposa del hijo del Rey. Y todo le quería mucho porque le
había salvado al hijo del Rey. Así el diablo murió y no hizo mal a
otra gente.
Narcisa
Ramírez de González, 48 años. Yapeyú. San Martín. Corrientes,
1952.
Mujer
originaria del lugar. Curandera de fama. Muy buena narradora.
La
sintaxis de la narradora es la de muchos bilingües (guaraní-español)
de la región, como lo es ella.
Cuento
870. Fuente: Berta Elena
Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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