Éste
fue un niño que el padre se le murió, y no le dejó más que la
herencia de un puñal y una chirola. La chirola era rota, con un
aujero en el medio. Con la chirola y el puñal podía adivinar su
suerte. Éste, cuando quería salir a tantiar la suerte, tiraba la
chirola para arriba y ponía el puñal. Si la chirola se iba hasta el
brazo, podía andar sin miedo no más.
Una
vez tiró la chirola, le dio la suerte, y se fue en busca de trabajo.
Y llegó a la casa de un señor. Este señor era rico. Bueno... Él
lo conchabó para que le atendiera hacienda flaca, privandoló de que
fuera al punto norte. Y él, cuando salió de la casa se tantió la
suerte. Tiró la chirola, y la chirola se fue hasta el hombro. Y no
tuvo miedo, y se fue no más.
Llegó
a un palacio a onde había una estancia alambrada. Y abrió la
puerta. Y entró la hacienda flaca. Esto era muy lindo, dandolé el
pasto al encuentro a los animales. Él se carnió una de las mejores
tamberas de las que había áhi, para comer. Esto había sido
de un gigante. Áhi 'taba, cuando viene el gigante y le dice:
Y
se trenzaron a peliar. Peliaron mucho, y con su puñal lo mató al
gigante, el joven. El puñal tenía mucho poder.
Se
volvió a las casas. Al día siguiente se volvió a tirar la chirola,
y se le fue hasta el hombro. Se fue, entonce, sin miedo, con más
hacienda flaca. Llegó a otra estancia a onde había otro palacio.
Abrió la puerta y entró la hacienda flaca. Y se trajo otra vaca
gorda de las que había en la estancia y también se la comió.
Cuando iba terminandolá de comer llega el dueño, que era otro
gigante, y le dice:
-Esperate
que termine de comer este último asado -le dice él.
Al
otro día vuelve a tirarse la chirola. Igualmente se le volvió a
entrar hasta el hombro. Y se fue sin miedo. Llegó a otra estancia a
onde era el pasto tan alto que se perdían los animales. Abrió la
puerta y echó la hacienda flaca. Y se pilló un novillo de los más
grandes y lindos -porque las tres estancias 'taban llenas de hacienda
gorda- y se lo comió. 'Taba terminando de comer cuando llegó el
dueño, que era un gigante con un solo ojo en la frente. Y se
pusieron a peliar. Éste era malísimo, y lo tuvo apuradísimo.
Peliaron todo el día. El sol dentro, recién el muchacho lo mató al
gigante, porque logró pegarle en el ojo, que era a onde tenía la
vida.
Él
siguió cuidando la hacienda que ya 'taba muy linda. Tenía tres
caballos que se los había quitado a los tres gigantes.
Había
salido en la ciudá la noticia de un rey que tenía siete hijas. Y
seis le había comido una serpiente. Le quedaba una única, y este
Rey puso bando él, que el que le salvara la vida a la niña se la
daba por esposa, para él.
El
joven tomó estas noticias y se fue. El primer día ensilló el
caballo que agarró en la primera estancia, y se puso la ropa del
primer gigante. Y se fue al lugar a onde salía la serpiente a comer
las niñas. En cuanto salió, tiró la moneda y se le fue hasta el
hombro.
Él
que llega al lugar, que era en la ciudá, en las afueras, llegaba la
serpiente también. Y se trenzaron a peliar. Y peliaron medio día. Y
le cortó tres cabezas -que dicen que tiene siete.
El
patrón no sabía nada lo que éste hacía. El patrón vino a la
ciudá y oyó conversar del joven que peliaba con la serpiente y fue
y contó en su estancia. Pero el joven no decía nada.
Al
segundo día ensilló, igualmente, el segundo caballo del segundo
gigante, y se puso la ropa de éste, y se fue. En cuanto salió tiró
la moneda y se le fue hasta el hombro. Y llegó a la ciudá. Él que
llega, la serpiente también. Y se trenzaron a peliar. Peliaron
muchísimo y le cortó tres cabezas más.
Mientras
tanto el patrón 'taba atonito, porque no sabía qué hacía el joven
cuando se iba, ni quién peliaba con la serpiente.
Al
tercer día sacó el caballo del tercer palacio y se puso la ropa del
tercer gigante que era el más malo, y se fue a la ciudá. Y llegó
la serpiente y peliaron más que nunca. Y le cortó la última cabeza
y la mató. El Rey quiso ver al que salvaba la hija, pero el joven se
fue. Puso guardas para que lo pillen y se lo traigan, pero él, como
tenia un caballo muy güeno, le clavó las espuelas y saltó por
sobre todas las escoltas.
El
patrón le conversó al muchacho todo lo que pasaba, porque él no
sabía que era el peón. Y viene y le dice:
-Pero,
sabís -que le dice-, ha ido un joven más u menos como la estatura
tuya, y ha peliado con la serpiente que nadie era capaz de peliar
porque los come a los que se le ponen cerca, y la ha muerto.
-¡Qué
vas a ir vos, a dar lástima! -que le dice el patrón. Bueno, pero
podís ir, porque el Rey quere que vaya toda clase de gente para
descubrir quén es el que mató la serpiente. Y a todos hace que le
cuenten chascarros, a ver si así lo descubre.
Bueno...
Fue el patrón con el peón. Había gente de toda clase. Y le
contaban chascarros al Rey. Al último viene y se allega el joven. Y
le comienza la historia de él. Que él había sido güérfano, y que
el padre le había dejado la herencia del puñal y la chirola, la
chirola que le adivinaba la suerte. Que llegó, un día, a la casa de
este patrón, y que lo mandó a cuidar la hacienda flaca. Que le
ordenó que no fuera a la parte norte, pero como la chirola le decía
que iba a tener suerte, que fue no más. Que mató el primer día a
un gigante, el segundo, a otro gigante, y el tercero, a otro. Que les
quitó los palacios, los caballos y la ropa. Que en el último oyó
contar de la serpiente que se comía las hijas del Rey y que después
iba a comer a toda la ciudá. Que él, con la suerte que le daba la
chirola fue, y en tres días la mató, y salvó a la hija menor del
Rey. El Rey lo descubrió, lo abrazó muy contento y le dijo que se
tenía que casar con su hija. El patrón se quería morir de la
sospresa, lo que él no había sabido nada de todo esto.
Y
al fin se casó el joven con la hija del Rey. Se quedó dueño de los
tres palacios y de las tres estancias que le había quitado a los
gigantes. Muy rico quedó, con mucha hacienda.
Hicieron
una fiesta muy grande, que vino gente de todas partes. Y todavía
'tán bailando, los ruidos no más...
Felisa
Chávez de Páez, 56 años. San Agustín. Valle Fértil. San Juan,
1947.
Gran
narradora. Conserva la pronunciación de la
ll y la
y diferenciadas, que es general en el
Noroeste de la Provincia. Su lenguaje es el rústico de la región.
El
cuento mantiene el motivo de la
serpiente de siete cabezas, pero en
general es una recreación regional.
Cuento
843. Fuente: Berta Elena
Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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