Culliguagüita
era un chico muy valiente que no tenía miedo a nadie. La madre lo
atemorizaba con cucos o almas en pena para conseguir que fuera
obediente y bueno, sin conseguir nada. Resuelve consultar al cura del
pueblo. Éste le dice que lo lleve al convento y lo deje un tiempo.
Una noche, ya acostado, oyó una voz que le decía:
Y
cayó junto a su cama una calavera que el niño miró con atención
y luego de una patada la tiró rodando por la pieza y se acomodó
para dormir; cuando ya estaba tomando sueño, nuevamente oyó esa
voz:
Y
desde el techo cayó el cuerpo del esqueleto que fue a unirse con la
calavera. El Culliguagüita miró lo ocurrido y dandolé la espalda
se durmió. No pasó una hora cuando despertó con la misma pregunta:
Y
cayeron las estremidades que se juntaron con el cuerpo y quedó
formado el esqueleto que Culliguagüita tomó en sus brazos y salió
corriendo y gritando:
Juana
Vera, 35 años. Jujuy, 1958.
Cuento
904. Fuente: Berta Elena
Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 069
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