296. Cuento
popular castellano
Era un matrimonio que la mujer tenía un
amigo. Y un día estaba con él, y el marido la vio. Y ella también se la figuró
que la había visto su marido. Y ella decía:
-¡Ay, qué bueno me va a estar ahora que vaya
a casa!
Pero fue y el marido no la dijo nada. Y ella
estaba impaciente, si la habría visto o no la habría visto. Y sucedió que parió
la gata, dice la mujer:
-Vamos a bautizar los gatos.
Y dice el marido:
-¡Anda, morena! ¡A bautizar los gatos! Y la
mujer dice:
-Sí, sí. Hay que bautizar los gatos. Y dijo
el marido:
-Tú, que dices que hay que bautizar los
gatos, comienza la primera.
Llevó un caldero de agua y cogió un gato y
decía:
-Si me vistes, me callastes.
Como hombre de bien, obrastes.
Si lo sabes, no lo sé; Gatito, bautízate.
Cogió el marido otro gato y dice:
-Yo verte bien te veía.
Mas tu honor guardar quería. Si lo sabes, no
lo sé; Gatito, bautízate.
Cogió ella otro y dice:
-La Madalena pecó
Y se enmendó.
Yo también me enmendaré; Gatito, bautízate.
Cogió el marido el último y dice:
-El que hace un cesto, hace ciento si le dan
lugar y tiempo. Si lo sabes, no lo sé;
Gatito, bautízate.
Barbolla Segovia.
Señora
de 50 años (entrevistada en Sepúlveda, Segovia). 4
de abril, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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