318. Cuento popular castellano
Éste era un zapatero muy pobre que no tenía
qué comer. Y tan pobre estaba que un día la dijo a su mujer:
-Mujer, con esta vida no se puede vivir; me
voy a robar por ahí.
Y ya desesperao, se marchó de casa. Después
de caminar todo el día, le llegó la noche en un monte ande se encontró con una
cuadrilla de ladrones que le dieron el alto y le dijeron que ánde iba.
-A lo que salga, a robar -les contestó. Y
entonces le dijeron ellos:
-Hombre, si tan valiente es ustez, pues se
venga ustez con nosotros.
Y al día siguiente había una boda en un
pueblecillo cerca. El capitán de los bandidos llamó al zapatero y le dijo:
-Bueno, a ver cómo se arregla ustez para
robar el cordero que tienen para la boda mañana. ¿Ve ustez aquel chico que
viene a caballo con un cordero? A ver cómo se arregla ustez para quitarle el
cordero.
El zapatero llevaba un par de zapatos nuevos.
Se fue a encontrar al chico que venía con el cordero y dejó caer uno de sus
zapatos en el medio del camino por onde el chico tenía que pasar. Pasa el
chico y ve el zapato y dice:
-Ay, un zapato nuevo; pero no me detengo, no
sea que me quiten el cordero.
Al poco rato, un poco más adelante, tiró el
zapatero el otro zapato y se escondió en un matorral que estaba al lado del
camino. Llega el chico y ve el otro zapato.
-Hombre, pues me vuelvo a por el otro, pues
con éste y el otro ya hago un par.
Y bajó y se volvió a por él. Mientras tanto
salió el zapatero de entre el matorral y le quitó el cordero.
Bueno, se fue el zapatero con el cordero ande
estaba el capitán de los ladrones y le dijo el capitán:
-Bueno, hombre, bueno; pero sin comer no se
van a quedar; tienen que ir a por otro. A ver cómo se arregla ustez para
robarles el segundo cordero también.
Volvió el zapatero a esconderse en el
matorral y a poco tiempo vio que volvía el chico con otro cordero. Al llegar
adonde había encontrado los zapatos, dijo el chico:
-Burro, coño, arre, que aquí fue donde me
quitaron el cordero.
Y al decir esto, el zapatero, que estaba
escondido en el matorral, dice:
-¡Be e e e!
Y entonces dice el chico:
-¡Ah, pues está aquí!
Y se tiró del burro para buscar el cordero. Y
mientras tanto salió el zapatero de entre el matorral y se llevó el otro
cordero y se fue ande estaba el capitán de los bandidos.
Y dice entonces el capitán:
-Bueno, ya me doy por satisfecho que sabe
ustez robar.
De suerte que le dio una cantidaz regular de
dinero, para que pudiera pasarlo tranquilamente con su esposa. Y al discurso de
un mes, próxima-mente, compró un cerdo el zapatero, cuyo cerdo mató y invitó a
sus compa-ñeros y al capitán, a ver si podían ir a cenar una noche. Y en el
lugar de él, mandó a dos individuos de la cuadrilla; y les dijo:
-Iros a cenar en casa del zapatero y a ver si
podéis robarle el cerdo sin que él os vea.
Y según llegaron a casa, la señora quería
prepararles buena habitación para dormir; pero ellos dijeron que estaban mejor
en el pajar. Bueno, a mitaz noche se salieron a pol cerdo. Y no estaba en el
portal. Se quitó los zapatos el uno y se subió donde estaba el ama del cerdo y
la dice:
-Ya nos han quitao el cerdo.
Y le contesta el ama:
-Calla, no sabes que lo dejamos en el horno.
De manera que al día siguiente, de madrugada,
salieron con el cerdo, y lo llevaban a ratos a cuestas para adelantar más. La
noche estaba muy oscura, porque había mucha niebla y le ice el un compañero al
otro:
-Vete tú adelante, para si acaso viene gente,
para dar el aviso. En esto que se levanta el zapatero por la mañana y se encuen
tra que no está el cerdo en casa y la dice a
ella:
-Ahora nos han quitao el cerdo. Pues me voy a
ver si les encuentro.
Se salió en busca de ellos y según encontró
al individuo en el camino le dice:
-¿Qué? ¿Pesa, pesa? Tráele y yo le llevo otro
rato.
Ya llegó el primer individuo ande el capitán
de los bandidos. Y le pregunta el capitán:
-¿Ande está el cerdo?
-Atrás viene el compañero con él.
Llega el otro y le ice:
-Pero, ¿dónde está el cerdo?
Dice:
-Atrás viene.
Y le contesta el capitán:
-Si yo bien os decía que el zapatero era más
listo que nosotros.
Astudillo,
Palencia. Anselmo
Velasco.
13
de mayo, 1936. Labrador,
36 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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