477. Cuento popular castellano
Ésta era una palomita muy señora de su casa
que estaba una vez barriendo el tejao y se halló un ochavito. Y dijo la
palomita:
-¿Qué haré con este ochavito? ¿En qué lo
gastaré? ¿En dulces? ¿En almendrillas? ¡No, no, que me llamarán gqlósita! ¿En
qué? Pues, ya lo sé. Me compraré unas cintas para el pelo, y así estaré guapita
y majita.
Conque se compró la palomita las cintas y se
puso una en el pelo y estaba ya muy guapita y muy majita. Y fue y se sentó al balcón
a ver quién pasaba, cuando pasa por allí un aceitero y le dice:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
Y la palomita le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das! Y el
aceitero le dijo entonces:
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo? Y
respondió la palomita:
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Je, je, je! -dijo el aceitero.
-¡No, no! -dijo la palomita, que me le
espantarás y me le mancharás!
Y pasó después un toro y le dijo a la
palomita:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Uh,
uh, uh!
-¡No, no, que me le mochas!
Y pasó entonces un perro y le dijo a la
palomita:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Guau, guau, guau!
-No, no, que me le morderás! Y se fue el
perro.
Y a poco pasó un gato y vio a la palomita tan
guapita y le dijo:
-Palomita, ¡qué guapita que estás!
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Miau, miau, miau!
-¡No, no, que me le arañarás!
Y se fue el gato y pasó entonces por allí un
gallo y le dijo a la palomita:
-Palomita, ¡qué guapita estás!
-¡Hago bien que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Quiquiriquí! ¡Quiquiriquí!
-¡No, no, que me le picarás!
Y pasó por fin por la casa de la palomita un
ratoncito. Y luego que vio a la palomita asomadita al balcón tan guapita y tan
majita, le dijo:
-Palomita, ¡qué guapita estás! Y la palomita
le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Palomita, ¿te quieres casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrollar al niño?
-¡Ea, ea, ea!
-¡Bueno, me casaré contigo! Tú eres ratoncito
y no me harás mal y arrollarás bien al niño.
Conque se casaron la palomita y el ratoncito
y se fueron muy contentos pa dentro de la casita.
Y a la noche se fueron a acostar. Y a
medianoche le dieron al ratoncito ganas de mear y le dijo a la palomita:
-Palomita, palomita, me quiero mear. Y la
palomita le dijo:
-Debajo de la cama está el orinal.
Y bajó el ratoncito a mear, y el gato, que
estaba debajo de la cama, se lo comió. Y la palomita estuvo por mucho tiempo
esperando a que subiera el ratoncito; pero el ratoncito no subía. Ya, aburrida
de esperar, le gritó la palomita:
-Ratoncito, ratoncito, ¿subes o bajas o estás
en las pajas?
Y el gato, que estaba debajo de la cama,
respondió:
-¡Marramiau, miau, miau, que en mi panza
está! ¡Marramiau, miau, miau, que en mi panza está!
Y quedó viudita la pobre palomita.
Valladolid,
Valladolid.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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