479. Cuento popular castellano
Ésta era una cucarachita que estaba una vez
barriendo la iglesia, y se encontró un ochavito. Y dice:
-¡Ay, Dios! ¿En qué echaré yo el ochavito?
¡Oy, en una cintita pal pelo y unos polvitos pa ponerme maja!
Se los compró, se arregló y se puso a la
ventana.
Y pasó un arriero.
-¡Cucarachita, qué maja estás!
-¡Hago murrebién, que tú no me lo das!
-¿Te quies casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrullar al nene?
-¡Arre, borriquito, arre!
-¡No, no, que le asustarás!
Se pone la cucarachita a la ventana y pasa un
perrito.
-¡Cucarachita, qué maja estás!
-¡Hago murrebién, que tú no me lo das!
-¿Te quies casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrullar al niño?
-¡Guau, guau, guau!
-¡No, no, que le asustarás!
Se pone a la ventana y pasa un gatito.
-¡Cucarachita, qué maja estás!
-¡Hago murrebién, que tú no me lo das!
-¿Te quies casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrullar al niño?
-¡Miau, miau, miau!
-¡No, no, que le asustarás!
Se puso a la ventana. Pasó el ratoncito
Pérez.
-¡Cucarachita, qué maja estás!
-¡Hago murrebién, que tú no me lo das!
-¿Te quies casar conmigo?
-¿Cómo vas a arrullar al niño?
-¡Huü, huü, huü!
-¡Bueno, sí, sí!
Se casaron. Y la cucarachita, al otro día, se
fue al río a lavar, y le dijo al ratoncito Pérez:
-Mira, atiza el puchero; no des vuelta con la
cuchara pequeñita; dala con la mayor.
Se equivocó el ratoncito. Dio con la cuchara
pequeña y cayó al puchero.
Luego vino la cucarachita, y como estaba
cerrada la puerta, empezó a gritos:
-¡Ratoncito Pérez! ¡Ratoncito Pérez!
Y tuvieron que venir las vecinas para abrir
la puerta. Y no encontraban al ratoncito Pérez hasta que miraron al puchero y
estaba allí cocido. Y entonces la cucarachita se puso a llorar:
-¡Ay, de mi ratoncito Pérez, que se cayó a la
olla! ¡Y su cucarachita le canta y le llora!
Sepúlveda,
Segovia. Dominga
Casado, 69 años
24
de marzo, 1936. (entrevistada en Pedraza de la Sierra ).
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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