409. Cuento popular castellano
Como dulzainero, yendo yo a tocar a las
funciones de los pueblos, fui un día a una a un pueblo donde era costumbre de
ir a confesar todos los invitados de la boda. Al tocarme a mí por turno, me
arrimé al confesonario y me dice el cura:
-¿Has hecho esamen de conciencia?
-No, señor.
-Pues vamos a ver, por los mandamientos. El
primero: amar a Dios sobre todas las cosas. ¿De dónde eres, chiquito?
-De Peñafiel, para servirle a ustez.
-Hombre, pues yo conozco a muchos de
Peñafiel. Pero vamos a ver, el segundo: no jures su santo nombre en vano. Pues
¿de quién eres tú de Peñafiel?
-Pues de mi padre, del tío Mundaco.
-Vamos a ver, hijo, dejar ahora estas cosas,
que no estamos para gastar tiempo, que van a tocar a misa. El tercero:
santificar las fiestas. ¿Pues con quién estaba casao tu padre?
-Con mi madre, con la tía Mundaca.
-Vamos a ver, hijo, no venimos a averiguar
biografías de ningún género. El cuarto: honrar padre y madre. ¿Pos no se murió
ya tu abuelo?
-Sí, señor.
-Pues Dios le haya perdonao, hombre. Vamos a
ver, el quinto, no matar. Pues ¿se quedaría viuda tu abuela?
-Sí, señor -dije yo.
Entró en ese momento un chico:
-¡Señor cura, venga ustez a dar la Santa Unción a mi
abuela que se está muriendo!
Y yo, viendo que no había hecho la confesión,
no quise ir a comulgar.
Peñafiel,
Valladolid. Mariano
Ruiz Salinero.
26
de abril, 1936. Dulzainero,
58 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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