361. Cuento popular castellano
Era un padre que se murió. Y sólo dejó a tres
hijos que tenía una hoz, un gallo y un gato. Y entonces ellos dijeron:
-Poca cosa es. Vamos a correr mundo a ver si
nos vale de algo.
El uno se llevó la hoz, el otro el gato y el
otro el gallo. El de la hoz empezó a correr mundo, mundo, hasta que llegó a un
país que arrancaban el trigo con las manos. No sabían lo que eran herrami-entas.
Y él les dijo:
-Pues, yo traigo aquí un instrumento que en un
momento segarán ustedes todo el trigo.
Y en cuanto empezó a segar con la hoz, se
quedaron ellos tan pasmados de ver la facilidad con que cortaban el trigo, que
le dieron todo el dinero que pidió por ella.
El otro hermano fue con su gallo. Llegó a un
pueblo por la noche y vio que la mitaz de los vecinos salían anda que te anda.
Y él les preguntó que dónde iban, y le dijeron que iban en busca del día,
porque si no le buscaban, que no venía. Y él entonces les dijo que se
volvieran, y que si todas las noches hacían lo mismo. Le dijeron que sí. Y él
entonces les dijo que traía un animal que sin que se movieran del pueblo traía
el día, que era el gallo. Y entonces, como es natural, el gallo empezó a
cantar a medianoche, y todos los vecinos le preguntaban que qué decía. Y él les
dijo que era que ya iba viniendo el día, que ya le traía.
Al amanecer volvió a cantar otra vez, y él
les volvió a decir que ya venía; que ya le traía. Y ellos se quedaban
maravillados de que un animal tan pqueño iba trayendo el día. Y cuando amaneció,
al ver que había venido el día sin haberse molestado ellos, le dijeron que si
se lo quería vender, para poder pasar la noche tranquilos. Y como es natural,
sacó todo el dinero que pudo de él. Lo vendió por mucho-dinero.
El del gato fue andando también por el mundo
hasta que llegó a un pueblo que estaban metiendo un ruido infernal con cantos y
latas. Y él preguntó que qué era aquel barullo. Y le dijeron que estaban llenos
de ratones y que no conocían el medio de librarse de ellos más que metiendo
ruido.
Entonces él les dijo que él tenía un
animalito que era enemigo de esos bichos y que en seguida les mataría. Le
soltó, y en el azto empezó a hacer matanza de ratones. Y ellos, al ver eso, le
dijeron que si se le quería vender. Él se le vendió a un elevado precio y se
marchó.
Y cuando él se marchaba, se recordaron los
vecinos que no habían preguntao que de qué se alimentaba el animalito. Y empezaron
a llamarle. Y él -creyendo que era que les pesaba el tratono quería contestar.
Y ellos entonces empezaron a vocearle que qué comía el animalito. Y él, por
darles como un chasco, les contestó que orejas de hombre. Y entonces los del
pueblo se pusieron muy tristes al pensar que se tenían que cortar las orejas
-hasta que salió una vieja gritando que se consolasen, que tenla ella un pedazo
de carne para guisarla y que se la había llevao el animalito. Y así ellos se
consolaron y los tres hermanos volvieron a su pueblo con bastante dinero por
haberse sabido aprovechar de lo que les había dejado su padre.
Burgos,
Burgos. Ecequiela
Maneru. 1
de junio, 1936. 50
años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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