476. Cuento popular castellano
Ésta era una mariposita muy mujer de su casa
que barriendo y limpiando su casita se halló dos cuartos y dijo:
-¿Qué haré con estos dos cuartos que me he
hallao? ¿Compraré confites? ¡No, que si compro confites, me los como y después
no me queda nada! ¿Compraré castañas? ¡No, tampoco, que me las como y no me
queda nada! ¿Caramelos? ¡No, tampoco caramelos, que también me los comería y
no me quedaría nada! No, mejor es que me compre unas cintas mucho bonitas pa engalanarme.
Y compró la mariposita unas cintas mucho
bonitas y se vistió muy bonita y salió de paseo. Y se encontró en el camino con
un aceitero, que la dijo:
-Mariposita, mariposita, ¡qué majita que vas!
Y la mariposita le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
Mariposita, mariposita, ¿quieres casarte
conmigo?
-¡No, no, que me mancharás!
Y andando, andando, se encontró con un perro,
y éste la dijo:
-Mariposita, mariposita, ¡qué majita que vas!
Y la mariposita le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Mariposita, mariposita, ¿te quieres casar
conmigo?
-¡No, no, que me morderás!
Y andando, andando, se encontró con un gato,
y el gato la dijo:
-Mariposita, mariposita, ¡qué majita que vas!
Y la mariposita le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
Mariposita, mariposita, ¿te quieres casar
conmigo?
-¡No, no, que me arañarás!
Y andando, andando, se encontró con un
ratoncito, y éste la dijo:
-Mariposita, mariposita, ¡qué majita que vas!
Y la mariposita le respondió:
-¡Hago bien, que tú no me lo das!
-Mariposita, mariposita, ¿te quieres casar
conmigo?
Y la mariposita le respondió:
-¡Sí, sí, me casaré contigo, que tú eres
ratoncito y no me harás mal!
Y se casaron la mariposita y el ratoncito y
se fueron a vivir a la casita de la mariposita. Y a la noche se acostaron a
dormir.
Y a medianoche el ratoncito la dijo a la
mariposita:
-Mariposita, mariposita, que quiero mear.
Y la mariposita le dijo:
-Debajo de la camita está el orinal.
Y se apeó de la cama el ratoncito pa mear, y
el gato, que estaba esperando debajo de la cama, le cogió y se le comió.
Y la mariposita estaba esperando a que
subiera el ratoncito a la cama. Y cuando ya se cansó de esperar, le gritó:
-Ratoncito, ratoncito, ¿dónde estás?
Ratoncito, ratoncito, ¿por qué no subes?
Y el gato respondió:
-¡Miau, miau, que en mi cuajo está! ¡Miau,
miau, que en mi cuajo está!
Barbadillo
del Mercado, Burgos.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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