306. Cuento popular castellano
Un labrador tenía una esposa golosa que hacía
sus meriendas sin saberlo él. Un día se marchó al campo con su yunta, la dejó
en el sembrao y volvió a casa y se metió en una habitación para ver todo lo que
hacía su mujer.
Por la mañana puso una gran merienda de
menudo de cerdo; a mediodía, una tortilla grandísima, de doce huevos. Y por la
tarde se merendó un gallo que mató. Y todo lo estaba observando su marido.
Se sale otra vez, sin ser visto de nadie, y
fue a por la yunta.
Y se vino a casa. Y le dice la mujer al
marido:
-Hombre, ¿cómo te vienes tan pronto?
-Pero, mujer, ¿no ha llovido por
aquí?
-No, por aquí no.
-Pues, por onde he estado yo, vino una nube
tan negra como el guisado que te comistes esta mañana. Y me tuve que resguardar
tras de una piedra tan grande como la tortilla que te comistes, que si no me
resguardo tras de la piedra, tan muerto soy como el gallo que te has comido por
la tarde.
Nava
de la Asunción ,
Segovia. Pedro
García de Diego.
16
de abril, 1936. Posadero,
75 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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