294. Cuento popular castellano
Era un matrimonio que se tenían mucho cariño.
El uno se decía al otro en sus conversaciones:
-Te quiero tanto que si viniera la muerte,
cargaría con ella con tal de que quedaras tú en el mundo.
Pero el marido nunca llegó a creer tal cosa,
porque era muy grande la promesa. Ya tantas veces repetirle lo mismo, trató de
ver si era verdaz lo que su mujer le decía. Y un día, en su conversación, le
dijo su mujer que cómo era la muerte. Y él la dijo que era una cosa que estaba
pelada. Por lo cual la entró muchísimo miedo, al oír decir que pelada.
-¡Uy, Dios, qué miedo! ¡Una cosa pelada!
Y el marido, ni corto ni perezoso, peló un
gallo vivo y lo metió en un saco de forma que cuando más descuidada estuviera su
mujer, darla esa sorpresa. Y una noche, estando en sus conversaciones de que
tanto le quería y prefería la muerte por él, tenía atada una cuerdecita al saco
donde estaba metido el gallo. Y sin saber por dónde, se la presentó a la mujer la Muerte.
El marido, que la vio el primero, se levantó
de su asiento, diciendo a su mujer:
-Es la Muerte.
Arreó y se metió debajo de la cama. Pero la
mujer no le abandonaba y iba con él buscando su escondite; y el gallo detrás
de ellos. Y viendo que el gallo venía detrás de ella, le decía en esta forma,
llena de miedo:
-¡Muerte pelada, a por mi maridito, que está
debajo de la cama!
Y como lo repitió varias veces, salió el
marido de su escondite y la propinó una buena paliza por ese cariño tan grande
que decía que le tenía. Y se comió el gallo sin darle a probar ni siquiera la
rabadilla.
Aldeonsancho,
Segovia. Juan
Pascual Alonso.
23
de abril, 1936. Dulzainero,
55 años (entrevistado en Cuéllar, Segovia).
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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