El
mosquito siempre andaba detrás de su amiga la oreja; e incluso
cuando ésta se iba a dormir, el mosquito se acercaba y la llamaba:
«¡Amiga, amiga, amiga!».
Hasta
que la oreja se cansó y le llamó la atención: «¿Por qué vienes
a molestarme? Si lo vuelves a hacer, te pasará algo malo».
El
mosquito no hizo caso y volvió a las andadas. Entonces, la oreja le
pegó con toda su fuerza.
Por
eso han dejado de ser amigos: el mosquito continúa yendo detrás de
la oreja, pero ya no se entienden.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
i
Se
trata de la típica oposición entre dos animales. El hecho de que
en realidad la oreja no sea un animal, no modifica la estructura de
la fábula.
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