Tres
hermanos cazadores se adentraron en el bosque para buscar animales;
El mayor llevaba una escopeta; el segundo, un machete; y el más
pequeño tenía un cuchillo.
El
mayor, que iba delante, divisó a un elefante y llamó a los otros
dos: «¿Qué podríamos hacer para cazarle?». Los dos hermanos
pequeños le indicaron: «Ya que tienes una escopeta, lo tienes
fácil: métesela entre las nalgas,: dispara, y morirá al instante».
Pero el hermano mayor tenía miedo del gran animal, y el mediano
también renunció: «Con una escopeta sería fácil, pero no tengo
más que un machete».
Al
pequeño, en cambio, le hizo gracia la idea. Y, acercándose a las
enormes posaderas, le metió el cuchillo en el ano. El elefante lo
apretó, y al chico le quedó la mano atrapada en aquel sitio. El
elefante se puso a correr, y el muchacho gritaba pidiendo auxilio.
Los otros dos hermanos, mientras tanto, se partían de risa; y,
al cabo, quedaron muertos de tanto reírse.
Cuando
el elefante detuvo su marcha, el hermano pequeño se dirigió
haciadonde había dejado a los otros dos. Y, al ver que estaban
muertos, los llevó al poblado donde el curandero, con sus pócimas,
les devolvió a la vida. El pequeño les regañó amargamente, y
ellos se defendieron: «Es que resultaba una cosa tan chocante, que
en lugar de ayudarte no hemos podido contener la risa».
El
pequeño fue
el único que osó enfrentarse al elefante. Y todos se dieron cuenta
de que había sido el más valiente.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
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