Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 31 de enero de 2015

El hueso magico .038

Había un poblado donde solamente vivían hombres y mujeres ma­los. Y su maldad se acrecentaba de tal modo que la gente del poblado vecino decidió quemarlo: aprovecharon una noche en que se celebraba una fiesta; y mientras todos los malos estaban concentrados en el baile, los vecinos pegaron fuego a la otra parte del poblado. La gente mala se dio cuenta de lo que sucedía y acudió a apagar el fuego que abrasaba una parte de su poblado; y entonces la gente del poblado vecino que­mó la otra parte, y la gente mala -que había quedado rodeada por la enorme hoguera- murió.
Pero sucedió que cuando el fuego ya se extinguía saltó de las ceni­zas el hueso de la rodilla del brujo del poblado malo. Y fue a parar a otro poblado vecino, donde cada noche organizaba un gran baile. La gente no se daba cuenta de que, al acudir a la fiesta, les rociaba los ojos con un líquido especial; y creían ver a un hombre normal en jugar de ver el hueso de un cadáver[i].
En el poblado de la gente que había pegado fuego al de los malos, vivía un curandero que se llamaba Etundji. Era un hombre asqueroso y enfermizo, de manera que nunca lo querían llevar al baile. Por fin, un día consiguió que sus hermanas se compadecieran de él y lo lleva­ran consigo. Por el camino, atrapó a dos luciérnagas; y, antes de que diera comienzo el baile, se las puso sobre los ojos. El líquido no le afectó y se dio cuenta de que el que bailaba era el hueso de la rodilla del otro brujo, y que a través de la danza echaba maldiciones sobre la gente.
De vuelta a casa, contó lo sucedido. Su gente no creía lo que decía, porque se divertía mucho en los bailes del poblado vecino. Al fin, les convenció de que hicieran la misma prueba. Aquella noche, todos los hombres del poblado acudieron al baile con los ojos protegidos por las luciérnagas.
El hueso roció a todos con el líquido mágico, pero éste no les hizo ningún efecto y se percataron de que, efectivamente, aquello era una auténtica trampa provocada por la maldad del brujo muerto.
Entonces se abalanzaron sobre él. El hueso pudo escapar; pero, al comprender que había sido descubierto, no volvió a acercarse por aquel lugar y la gente buena pudo vivir con tranquilidad.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055



[i] Existe una canción popular ndowe que se refiere a un hueso que baila. Ninguno de mis informadores la ha asociado a este cuento.

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