Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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sábado, 31 de enero de 2015

La muchacha y el camaleon .075

En un poblado había una chica muy bonita que no aceptaba casar­se con ninguno de los jóvenes del pueblo. Incluso había habido algunos de ellos que se habían peleado con la familia de la chica para intentar casarse con ella. Esto llegó a oídos del camaleón, que quiso probar fortuna: la chica le hizo sentarse, le dio bebida y le rechazó. Los anima­les del bosque recriminaron al camaleón su actitud, pero éste dijo: «También los animales podemos intentar casarnos con las muchachas bonitas». Y, efectivamente, muchos de ellos fueron a probar suerte, y todos fueron rechazados por la chica después de recibir aquel trato excelente. Incluso la serpiente fue rechazada.
Entonces probó de nuevo el camaleón, y la muchacha se dio cuenta de que era un animal muy bonito. Así que decidió casarse con él. Una vez celebrada la boda, la chica cogió un cesto de comida y emprendie­ron el camino hacia la casa del marido. Al llegar, la muchacha protes­tó: «¿Quieres que viva bajo las raíces aéreas de este árbol? ¡Si ni siquie­ra puedo entrar ahí! Y, cuando se termine la comida que he traído, ¿qué comeré?». El camaleón lo tenía todo previsto: «La mejor comida que hay son los insectos».
La chica comprendió que había cometido un error y emprendió la huida a través del bosque. El camaleón se sintió engañado y la siguió. Y, como iba adquiriendo el mismo color que el bosque, la muchacha no advirtió que la seguía hasta que ya era demasiado tarde: el cama­león la alcanzó y la mató para no pasar la vergüenza de verse abando­nadoi.
Al cabo de mucho tiempo, la familia de la muchacha quiso verla, y emprendieron todos el camino del bosque. Llegaron hasta una casu­cha, donde vivía una vieja adivina con una mujer joven. Los padres no la reconocieron, pero en realidad aquella chica era la que se había casado con el camaleón: la hechicera la había encontrado muerta en el bosque, y la había resucitado con su magia.
Los padres de la chica contaron su historia a la vieja, y ésta les recriminó: «¿Cómo podéis haber permitido que vuestra hija se casara con un animal?». Ellos replicaban, justificándose: «Ella se enamoró de ese camaleón y le eligió entre todos sus pretendientes. ¿Qué podíamos hacer? Si nos explicas dónde está su casa, por lo menos podremos visitarla y comprobar si se encuentra bien».
La vieja, entonces, les hizo ver que su hija era la mujer joven que estaban viendo, y les contó la historia de su encuentro. Luego les des­cribió el lugar donde el camaleón tenía su casa. Todos fueron allá y le dieron muerte.
Al regresar al poblado, vieron que la vieja hechicera ya se encontra­ba allí. La gente decía: «La muchacha es tan bonita como antes. Parece que el camaleón la ha estado cuidando muy bien». Y nadie de la familia se atrevía a contar lo que en verdad había sucedido.
Hasta que, por fin, la muchacha lo contó todo. La gente del pobla­do, indignada por aquel sucesoi mató a los padres de la chica. Y ésta se casó con uno de los jóvenes del poblado y, a partir de entonces, vivie­ron felices.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055


i En otros cuentos, el camaleón cumplía un papel de curandero; aquí se transforma en agresor. Ello demuestra la falta de fijación del personaje.

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