Todos
los peces estaban de acuerdo en que la ballena era el más fuerte de
ellos. Pero los animales del bosque tenían opiniones muy distintas:
el elefante, el león, el leopardo e, incluso, la misma tortuga,
decían que eran el más fuerte.
Así
que hicieron una apuesta para ver si alguno de ellos podía con la
ballena: ésta cogió una cuerda por un cabo, y el elefante por el
otro. Empezaron a tirar, y al poco tiempo el elefante se encontraba
en el agua pidiendo socorro a los demás animales. La tortuga dijo:
«Elefante, ya no podrás decir que eres el animal más fuerte.
Pero yo creo que antes de enfrentarnos a la ballena debemos saber
quién es el más fuerte de los animales del bosque».
Y
así lo hicieron. El elefante, a pesar del remojón, pudo con todos
los demás. Hasta que solamente quedaba la tortuga. Ésta tuvo una
feliz idea: cogió todas las cuerdas del bosque y las ató a los
árboles más grandes y luego a sus patas traseras. Cuando comenzó
la disputa con el elefante, éste empezó a tirar con todas sus
fuerzas del otro extremo de la cuerda. La tortuga, mientras tanto,
conversaba tranquilamente con los demás animales. El elefante sudaba
sangre y consiguió tirar algunos árboles. Pero al fin cayó
exhausto y sin fuerzas al suelo. La tortuga había triunfado.
Al
domingo siguiente, la tortuga debía competir con la ballena. Todos
los animales estaban situados en la costa, cuando la ballena empezó
a tirar de la cuerda. La tortuga, que utilizaba la misma trampa que
antes, seguía tan campante charlando con todo el mundo, sin hacer
ningún tipo de fuerza. La ballena tiraba y tiraba... hasta que la
cuerda se rompió por la mitad. Ninguna de las dos había podido
vencer.
Desde
entonces, se convino que la ballena es el más fuerte de los animales
del mar; y que la tortuga es el más fuerte de los animales del
bosque.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
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