Los
ancianos del poblado habían aconsejado a los cazadores: «Debéis
intentar cazar al perro vivo, porque es muy valiente frente a los
demás animales». Los hombres no cejaron de porfiar hasta que
consiguieron traer el perro al poblado.
Y,
efectivamente, les era muy útil. Salía con ellos al bosque, y les
ayudaba en la caza. A medida que era más doméstico, más enemigo
era de los animales salvajes. Y, cuando éstos se acercaban al
poblado, el perro los cazaba y los daba a los hombres para que se los
comieran.
Un
día, los animales del bosque se acercaron para parlamentar con él:
«Si hasta hace poco eras nuestro hermano, ¿cómo es que ahora eres
nuestro enemigo más peligroso?». El perro estaba orgulloso de sí
mismo: «Es que ahora ya estoy civilizado; ya no soy un salvaje
como vosotros». La tortuga intervino: «Da lo mismo. El domingo
vamos a organizar una gran fiesta, y queremos invitarte». Pero el
perro no daba a torcer su soberbia: «Primero os invitaré yo. Así
que el domingo os esperaré en el poblado, y otro día ya aceptaré
vuestra invitación».
Los
hombres ayudaron a su amigo el perro, y durante toda la semana
prepararon toda suerte de comida. El domingo llegaron todos los
animales al poblado, y comieron abundantemente. Pero los hombres se
burlaron de ellos porque no sabían comer.
Al
otro domingo, el perro acudió a la fiesta del bosque. Le recibieron
con agasajo; la tortuga insistió en sentarse a su lado y empezó a
comer. De pronto, tiró un hueso al suelo. El perro lo miró, pero no
se movió de su sitio. La tortuga echó un segundo hueso. Y, al tirar
el tercero, el perro no pudo aguantarse más y, antes de que el hueso
llegara al suelo, ya lo había cogido entre sus dientes.
Entonces,
todos los animales se rieron de él: «Has tenido la suerte de que el
hombre te escogiera como su amigo. Pero ha sido por su conveniencia,
y no porque seas el más civilizado de nosostros: ¿no ves cómo te
has levantado de tu sitio para recoger lo que a nosotros nos
sobraba?».
El
perro, herido en su orgullo, regresó corriendo al poblado. Y, desde
entonces no ha sido amigo de ninguno de los demás animales.
Fuente:
Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1
anonimo (guinea ecuatorial) - 055
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