205. Cuento popular castellano
Esto era una vez dos que estaban muy
enfadaos en un pueblo. Y ya por fin un día estaba el uno muy descuidao a la
puerta de su casa sentao. Pasa el otro con un hacha y, sin decirle nada, le
cortó la cabeza de un hachazo. Entonces, al rodar la cabeza, la cabeza habló y
le dijo al matador:
-¡Ya me las pagarás! ¡Ya me las
pagarás!
Y contesta el criminal:
-Yo no sé dónde te las voy a pagar,
porque nunca he visto que la cabeza de un muerto hable. ¿Adónde, adónde te las
voy a pagar?
Y contestó la cabeza:
-En Granada.
Resulta que se pasó mucho tiempo, y se
le ofrece al criminal un viaje a Granada. Estuvo allí unos cuantos días, y,
pasando un día por una carnicería, vio colgada una cabeza de un carnero. Entró,
trató en ella, la compró y la metió debajo de la capa.
Él, que seguía por la calle alante, y
la cabeza... pues iba escullando (goteando) sangre. Y unos pulicías, que iban
detrás de él, observaron que aquel hombre debajo de la capa llevaba algo que sangraba.
Se pusieron delante de él y le echaron el alto, y le dijeron:
-¡A ver qué lleva ustez debajo de la
capa!
-Pues, nada. ¿Qué voy a llevar? La
cabeza de un carnero que he comprao en una carnicería.
-¡Bueno! ¡A verla! -dicen los
pulicías.
Y el hombre va a sacar la cabeza,
cuando, al verla, se quedó pasmao al ver que aquella cabeza era la misma del
hombre que él había matao.
Le cogieron los pulicías, le llevaron
preso, y después le ahorcaron. Y así pagó su merecido.
Morgovejo,
Riaño, León. Narrador
LXV, 20 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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