210. Cuento popular castellano
Andaban Dios, San Juan y San Pedro por
el mundo. Y Juan Soldao venía del servicio. Y le habían dao tres cuartos y tres
tercios de pan. Y para experimentarle, dijo Dios a San Juan y San Pedro:
-A ver si tiene buena voluntad. Y le
dice a San Juan:
-Sal a pedirle una limosna. Sale San
Juan.
-Buenos días, militar. Una limosna,
por Dios.
-Bueno...
Y le dio un cuarto y un tercio de pan.
Más alante sale San Pedro:
-Buenos días, militar. Una limosna,
por Dios.
-¡Aquí todos son pobres! -dice. Y le
dio otro tercio y otro cuarto.
Ya, como sabía el Señor que le quedaba
un cuarto y un tercio de pan, dice:
-Ahora voy yo.
Salió el Señor y le dice:
-Buenos días, Juan Soldao.
-Buenos
días.
-Una limosna, por Dios.
Fue y le dio el cuarto y el tercio de
pan que le quedaba. Y decía Juan Soldao:
-Pronto llegaré al pueblo. Pues, me
tienen que socorrer.
Y entre más andaba, más lejos estaba
el pueblo. Bueno, más alante vuelve a salir San Juan:
-Una limosna, por Dios.
Y le dice Juan Soldao:
-¡No hay una limosna, por Dios!
¡Estamos arreglaos! Arrímate a mí, que ya somos pobres los dos.
Entre más andaban, más lejos estaba el
pueblo. Y ya no podía andar cuasi Juan Soldao. Más alante sale San Pedro:
-Una limosna, por Dios.
-¡Papo, no hay pocos pobres! Arrímate
a nosotros, que ya somos pobres los tres.
Más alante sale Dios a pedir otra
limosna. Y también se junta a ellos. Y entre más andaban, más lejos estaba el
pueblo. ¡Sí! Y le dice el Señor a Juan Soldao:
-Ahí hay una piara de ovejas. Vete, y
nue te den el mejor cordero que tengan.
Y ice Juan Soldao:
-¡Na más llegar, y me van a dar el
mejor cordero!... Llega a la telera, y ice:
-Buenos días, pastor.
Y el otro:
-Buenos días.
Ice:
-Aquellos pobres me dicen que les des
el cordero mejor que tengas.
Va el pastor, brinca la telera, y le
da el mejor cordero, blanco. Y dice Juan Soldao:
-¡Qué bueno es!
Y en seguida apareció el pueblo.
Bueno... Y los cuatro, Juan Soldao,
San Juan, San Pedro y Dios, iban a la posada para comer el cordero. Hicieron la
ceremonia de que iban a pedir, y en ese medio, mientras ellos iban a pedir,
Juan Soldao mandó preparar el cordero. Y cuando estaba preparado, se comió la
asadura. Vuelven los otros, y sigún estaban comiendo el cordero, dice San
Pedro:
-Y, ¿la asadura? ¿Quién la ha comido?
Y se calla Juan Soldao. Comieron lo
que quisieron, y sobró mucho. Y va y dice Juan Soldao:
-Meteré en la mochila lo que sobra, no
me fastidien como la otra vez, que estaba el pueblo mu lejos.
Conque los otros, que lo dejara, que
lo dejara, y lo dejaron. Echaron a andar otra vez. Y sigún van andando, menos
encontraban. Y llegaron a un río, y pa pasar más pronto, le dice Dios a Juan
Soldao que tienda el capote y pase el río. Y dice Juan Soldao:
-No, que pase éste.
Y San Juan tendió el manto y pasó. Y
dice San Juan desde el otro lado:
-¡Que pase ahora Juan Soldao!
Y dice otra vez Juan Soldao:
-¡Que pase éste (San Pedro)!
Y claro, tendió el manto San Pedro, y
pasó. Y dicen San Pedro y San Juan:
-¡Que pase ahora Juan Soldao!
-No -dice Juan Soldao-. ¡Qué pase
éste!
Y fue el Señor, tendió el manto y
pasó. Bueno, sólo quedaba él. -¡Que pases, Juan!
Y fue Juan, tendió el capote, y al
medio río, ¡pun!, chapuco. Y le dice Dios:
-¿Quién se ha comido la asadura del
cordero? Y él se ahogaba y no decía nada.
Bueno, pues ya le sacaron, y pasó. Va
y dice el Señor:
-Éste no dice la verdad.
Y pusieron cinco talegas de dinero. Y
eran cuatro ellos. Y dice el Señor:
-Uno pa ti; uno pa ti...
Los cuatro. Y el que sobraba, dice el
Señor:
-Éste es pa el que se haya comido la
asadura. Y va y dice Juan Soldao:
-He sido yo.
¡Claro! ¡Por el interés del dinero!
Subieron todos al cielo, y;Tuan Soldao
le ida al Señor que no le pide más que cuando juegue a las tabas, siempre haga
carne, por ganar él. Bueno, pues le dieron unos cuartos, y se salió del cielo
Juan. Y para experimentarle, la primera vez que jugó, hizo culo, y lo perdió
todo. Y dice Juan Soldao:
-Allá voy, allá arriba.
Y llama a las puertas del cielo. Dice
San Pedro:
-¿Quién es?
-Tu amigo, Juan Soldao. ¡Abre! Dice
San Pedro:
-No tengo orden.
-¡Abre, que sus traigo una calabaza de
vino!
Y como le gustaba el vino, le abrió la
puerta, y ¡adentro! Y le dice San Pedro al Señor:
-¡Ahí está Juan!
-Y, ¿cómo le has dejao entrar?
-Me dijo que me traía una calabaza
vino, y le he dejao entrar. Y dice el Señor:
-Como es tan jugador, le das otros
cuartos, coges las tabas, y le sacas fuera.
Dice San Pedro a Juan Soldao:
-¡Tanto a carne, y tanto a culo!
Como salió a jugar, salió Juan Soldao.
Cerró la puerta San Pedro, y quedó Juan Soldao fuera. Y se acabó.
Tordesillas,
Valladolid. Narrador
IX, 3 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
No hay comentarios:
Publicar un comentario