96. Cuento popular castellano
Era una madre que tenía una hija. Un
día la madre, que era viuda, le dijo a la niña que iría por asadura, pero que
como iría tarde a la carnicería, por estarse jugando por ahí, que la mataba.
La niña fue y estuvo jugando. Y al
llegar a la carnicería ya estaba cerrada. Y entonces fue a la sepultura de su
padre y le cogió la asadura. La llevó a casa y la cenaron. Y dijo la madre que
sabía muy bueno y que otro día, que llevaría más de eso.
Después de la una se fueron a la cama.
Y estando acostadas sintieron un golpe
a la puerta y una voz que decía:
-¡Que me den la asadura que me han
cogido de la sepultura, que abriendo la puerta estoy!
-¡Ay, hija mía, mía, mía! ¿Quién será?
-dice la madre.
Y la hija contestaba:
-¡Ay, madrecita mía, mía, nadie es!
Y dice entonces la voz:
-¡Que me den la asadura que me han
cogido de la sepultura, que subiendo las escaleras estoy!
-¡Ay, hija mía, mía, mía! ¿Quién será?
-vuelve a preguntar la madre.
-¡Ay, madrecita mía, mía, nadie es!
Y dice entonces la voz:
-¡Que me den la asadura que me han
cogido de la sepultura, que debajo de la cama estoy!
-¡Ay, hija mía, mía, mía! ¿Quién será?
-¡Ay, madrecita mía, mía, mía, nadie
es! -repite la hija.
Y dice entonces la voz:
-¡Que me den la asadura que me han
cogido de la sepultura, que debajo de la ulmada estoy!
-¡Ay, hija mía, mía, mía! ¿Quién será?
-¡Ay, madrecita mía, mía, nadie es!
Y dice la voz:
-¡Que me den la asadura que me han
cogido de la sepultura, que agarrándote de los pelos estoy!
Cervera
de Río Pisuerga, Palencia. Narrador
LXVII, 22 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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