101. Cuento popular castellano
Era una agüela que tenía una nieta. Y
la dio una peseta pa que iría por asadura. Y la gastó en golosinas. Y fue al
cementerio y sacó la asadura de un difunto. Y se la llevó a su agüela. Y la
puso para cenar, y la niña no comía. Y la dijo su agüelita que por qué no
comía. Y dijo que porque no la gustaba. Y a la noche, cuando fueron a la cama,
empezó una voz que decía:
-¡María, dame la asadura mía, que me
quitastes de mi sepultura!
-¡Ay, agüela! ¿Quién será?
-¡Déjala, que ya se marchará!
-¡No, me marcho, no, que en la primera
escalera estoy!...
¡María, dame la asadura mía, que me
quitastes de mi sepultura!
-¡Ay, agüela! ¿Quién será?
-¡Déjala, que ya se marchará!
-¡No me marcho, no, que en la cabecera
estoy!...
¡María, dame la asadura mía, que me
quitastes de mi sepultura!
-¡Ay, agüela! ¿Quién será?
-¡Déjala, que ya se marchará!
-¡No me marcho, no, que tirándote de
los pelos estoy!
Covarrubias,
Burgos. Narrador XIV, 11 de junio, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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