78. Cuento popular castellano
Era un hombre que andaba buscando el
miedo. Y no le encontraba. Y se encontró un día con el sacristán. Y le dijo... dice:
-¿Qué anda usted haciendo?
-Pues, ando buscando el miedo. Y no le
encuentro.
-Pues, véngase usted conmigo.
Fue y le puso un hombre de pez en la
escalera según se sube a la torre de la iglesia. Le puso cuatro luces al hombre
de pez, y le dice:
-Suba usted.
Y al subir, pues..., se encontró con
él. Y le dice:
-¡Quítese usted, que yo no tengo
miedo!
Claro, como era de pez, ¿cómo se iba a
quitar? No se quitó.
-¡Quítese usted, que le doy una
patada! Y al darle la patada, se quedó pegao el pie. Al quedarse pegao, le
dice:
-¡Suélteme usted, que le doy una
bofetada!
Y al darle la bofetada, se queda
también pegada la mano. Y fue y dice:
-¡Suélteme usted, o si no, le muerdo a
usted!
Le mordió, y se quedó pegado todo a
él.
Como la pez iba deshaciéndose, hasta
que se acabó de deshacer, se estuvo él pegao. Luego, ya subió el sacristán y le
dice:
-¿Qué? ¿Ha tenido usted miedo? Dice:
-No, señor.
-Bueno -dice el sacristán. Pues, yo
le voy a buscar a usted el miedo.
Fue y cogió un pez y le echó en una
palangana de agua. Y él estaba dormido. Y al dar un coletazo el pez, le salpicó
el agua, y dio un salto del susto. Y cuando le dice el sacristán:
-¿Qué? ¿Le ha dado miedo?
Dice:
-¡Sí, sí, pues he tenido miedo! ¡Ya sé
lo que es el miedo!
Sieteiglesias,
Valladolid. Narrador
LXXXIX, 7 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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