155. Cuento popular castellano
Era un zapatero que venía de
Torquemada de llevar zapatos, y le llegó la noche en el monte de Estudillo, en
el roble Navarredonda. Y según venía él, ya muy de noche, se encontró con una hoguera.
Y por entre los matorrales él se enteró que había un hombre en medio de ella, y
como unas veinte mujeres bailando alrededor del tío que estaba en la hoguera. Y
cantaban:
-Hay que besarle al perro virijudo,
hay que besarle y besarle metá el culo.
Y cada una de ellas, según iba
pasando, iba besándole el culo.
Y el zapatero, que lo vio desde el
matorral que estaba escondido, se acercó a ellas y las dijo que si querían que
bailara él también. Y se puso a bailar y cantaba con las mujeres:
-Hay que besarle al perro virijudo,
hay que besarle y besarle metá el culo.
Y el zapatero pasaba y no besaba, y le
dijeron las mujeres:
-Este cofrade nuevo, que pase y bese.
Y a la primera vuelta que él empenzó a
dar, llevaba un estaquillador, y empenzaron a bailar y a cantar:
-Hay que besarle al perro virijudo,
hay que besarle y besarle metá el culo.
Y al llegar el cofrade nuevo de
frente, en vez de besar, le clavó por culo el estaquillador. Y entonces se
incorporó el que estaba en la hoguera y le dijo:
-Ese cofrade nuevo, que pase y no
bese, que tiene el bigote muy recio.
Y se terminó, y ya se vino él para
Estudillo.
Astudillo,
Palencia. Narrador
LXXXVII, 13 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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