162. Cuento popular castellano
Estaban sirviendo mi padre y mi madre,
de novios, en un molino cerca de Burgillos. Había otro joven que también la
quería a mi madre, a la enamorada del otro muchacho, y era hijo de esa misma
tía Manuela. Y como quiera que el otro muchacho la quería a la novia, se casó
con mi padre.
El día que se casaron, la madre del
joven, esa misma tía Manuela, dijo:
-Ya se han casado los dos amantes. ¡El
demonio los ha de llevar, o me la han de pagar!
Al otro día cayó mal mi padre, el
novio. Y estuvieron tres años -si muere hoy.., si muere mañana...
Y tenía la novia un hermano sacristán.
Y se lo dijo al señor cura, y, puniéndole varios remedios de la iglesia,
pudieron conseguir de que se pusiera bien.
Y la novia, pues se encontraba a esa
mujer cuando iba a la fuente por agua -al brincar un portillo. Y siempre la
decía:
-¿Qué tal está Domingo?
Y mi madre, la novia, la decía cómo
estaba.
Y ya la dijeron las vecinas lo que
había dicho esa mujer el día que se casaron. Y luego ya la contestaba:
-¡Mejor que yo lo sabe usted! Y nada
más.
Sepúlveda,
Segovia. Narrador LXXX, 4 de abril, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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