Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de julio de 2012

Cuando llovía buñuelos


374. Cuento popular castellano

Era un pastor que era muy tonto, y su mujer era muy lista. Y tenían dos muchachos. Y se iba el marido todos los días a guar­dar las ovejas. Y un día, estando con el ganado, se encontró un maletín. Le pegó una patada, y como sonaba, dijo:
-¡Coño! ¿Qué es esto?       .
Y lo abrió y salieron muchas monedas y duros. Y dijo él:
-¡Coño! ¡Tiene redonchos! Los voy a llevar pa que jueguen los niños.
Y se llevó cuatro o cinco. Y llegó a su casa y se los, enseña a la mujer:
-Mira, Mariquita, lo que te traigo, para que jueguen los mu­chachos. ¡Redonchos!
-¿Dónde estaba esto?
-Pues, en el prado de tal.
-Y ¿había muchos?
-Allí había un trasto que le pegué una patada, y, ¡coño!, ¡redonchos, que los voy a llevar pa los niños! Y dijo ella:
-Si había muchos, pues vamos a por ellos.
Y se fueron a por ellos y los trajeron todos a casa. Y la mujer, como era mu lista, compró unos chismes, como buñuelos de vien­to, se subió al tejado, y comenzó a tirarlos por la chimenea. Y el marido, que estaba en el hogar, pos voceaba a la mujer:
-¡Mariquita, que llueve buñuelos! ¡Mariquita, que llueve bu­ñuelos!
Y ella no le hizo caso. Luego se salió a la cuadra, en la cual tenían un borrico, y puso una mesa, con un santo y dos velas en­cendidas. Y salió el marido a la cuadra, y al encontrarse con el borrico ante la mesa, voceó a Mariquita otra vez:
-¡Mariquita, que está el burro diciendo misa! ¡Mariquita, que está el burro diciendo misa!
Y ella no le hizo caso. Al otro día el marido almorzó y marchó al campo como de costumbre. Y estando con el ganado, llegó un señor montando un caballo, y le dijo:
-Oiga, pastor, ¿no habrá visto usted por aquí quien se ha en­contrado un maletín?
-Ah, no, señor, no, sé quién se lo habrá encontrado, como no sea un trasto que le di ayer una patada y salieron unos redon­chos, que cogí cinco o seis pa que jugaran los chicos, y luego me hizo venir Mariquita a por todos.
Ah, pues, entonces sí -dijo el señor-. ¿Usted no tendría inconve-niente en ir a casa a enseñármelos?
-No, no, señor.. Yo lo que Mariquita diga.
Y dejó el ganado . a otro pastor que había allí cerca, y se fueron los dos a casa del pastor. Al llegar. a la puerta, dice el pastor:
-¡Oye, Mariquita, a ver esos redonchos o esos trastos que tra­jimos anoche tú y yo!
-¡Pero qué redonchos ni qué demonios!
-Pero mujer, ¿no te alcuerdas cuando traje cuatro o cinco redonchos pa los chicos, y me dijistes que si había más y fuimos por ellos?
-¡Pero tú no estás en tu sano juicio, hombre! Pero ¿cuándo he ido contigo a por redonchos ni por ninguna cosa? Y dice el marido:
-Pero ¿no te alcuerdas cuando llovía buñuelos y el burro estaba diciendo misa?
Y dice el otro señor:
-¡Quede con Dios, señora, que bastante desgracia tiene!

Coca, Segovia. Isidro Martín. 7 de abril, 1936. 30 años
(entrevistado en Navas de Oro, Segovia).

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. Anonimo (Castilla y leon)

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