78. Cuento popular castellano
Éste era un pueblo que había dos
casas. En una vivía Periquín y su abuelita, y en la otra un gigante y su mujer,
que se llamaba María.
Un día fue Periquín y la dijo a su
abuelita:
-Abuelita, ¿me deja ir a por higuines
al higar de ahí fuera? Y contestó la abuela:
-No, que te cogerá el gigante.
-No, que no me coge.
-Pues, anda.
Fue y se subió al higar. Y ya llenó su
talego de higuines. Pasó por allí el gigante y le dijo:
-Periquín, dame un higuín.
-No quiero. Suba usted a por ellos,
como yo los estoy cogiendo.
-Calla -le dice el gigante-. Cuando
bajarás, me las pagarás.
Bajó Periquín, y le metió el gigante
en un saco. E iba andando con él en el saco hacia su casa, y le dio ganas de
hacer sus necesidades. Fue y dejó el saco solo. Salió Periquín y llenó el saco
de piedras de un montón de piedras que había allí. Y se marchó Periquín a su
casa.
Llegó el gigante, y cogiendo el saco,
dijo que pesaba mucho. Fue y llegó a casa y dijo:
-María, ¿has preparado la caldera?
-Sí, sube.
Fue y echó el saco en la caldera. Y le
saltó el aceite, y le quemó.
Y se estropeó la caldera y la tuvo que
tirar.
Al otro día fue Periquín y la dijo a
su abuelita:
-Abuelita, ¿me deja ir a por higuines?
-No, que te coge el gigante.
-Ve como ayer no me cogió.
Y por fin le dejó. Se subió al árbol,
y llenó su talego. Y volvió a pasar por allí el gigante. Y le dijo: -Periqufn,
dame un higuín.
-No quiero. Suba usted a por ellos,
como yo los estoy cogiendo.
-Calla, cuando bajarás, me pagarás las
de ayer y las de hoy.
Bajó y lo metió en un saco. Y iba
andando, andando, hacia su casa, y le dio ganas otra vez de hacer sus
necesidades. Fue y dejó el saco solo. Salió Periquín y llenó el saco de paja
que encontró por allí. Y se marchó a su casa. Llegó el gigante y se cogió el
saco. Llegó a casa y le dijo a la mujer:
-María, ¿has preparado la caldera?
-Sí, sube.
Fue y echó en la caldera la paja que
llevaba en el saco. Y se le estropeó otra vez la caldera y la tuvo que tirar.
Fue Periquín al otro día y la dice a su abuela:
-Abuelita, ¿me deja ir a por higuines?
-No, que te coge el gigante.
-No, ve como ayer no me cogió.
Y por fin le dejó. Llegó al árbol y se
subió. Llenó el talego, y pasó por allí el gigante y le dijo:
-Periquín, dame un higuín.
-No quiero. Suba usted a por ellos,
como yo losestoy cogiendo. Y dijo el gigante:
-Calla. Cuando bajarás, me pagarás las
de ayer y las de hoy. Bajó y lo metió en el saco. Fue andando, andando, y esta
vez
no le dio ganas de nada. Y llegó a
casa y dijo:
-María, ¿has preparado la caldera?
-No, sube.
Fue y le metió en un cuarto oscuro. Y
dijo a su mujer:
-Mientras yo voy a llamar a mis
amigos, preparas la caldera y le haces cachos.
Fue Periquín y la dijo:
-María, déjame partirte la leña.
-No, que me pega mi marido.
Insistió Periquín tanto que por fin
fue y le soltó. Entoñces le cogió el hacha y la dio en la cabeza y la mató. Y
cogió la cabeza
y la puso en la cama. Y Periquín se
subió a la chimenea. Llegó el gigante y dijo:
-María, ¿está ya?
Y contesta Periquín por la mujer:
-Sube, estoy mala.
Subió y fue a la cama. Y al abrazarla
se encontró con que era la cabeza sola.
Y entretanto se escapó Periquín y se
fue a su casa.
Y colorín, colorado, este cuento se ha
acabado.
Riaza,
Segovia. 30
de marzo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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