Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 2 de julio de 2012

Una bruja en carpio


160. Cuento popular castellano

Era una prima que estaba con mi madre. Y era ella muy tem­plada, muy buena moza. Se llamaba Adela. Y empezó ella a no tener ganas de hacer nada... nada... Nosotros siempre estába­mos encima de ella, que qué tenía, y ella no sabía lo que tenía; pero que no podía ni con los brazos ni con las piernas. Y siempre estaba echada. Se descuidaban, y ya estaba ella echada. Y, ¿Qué te pasa?
Y:
-Nada.
Mas mi madre, un día, pues ya enfadada, la dijo que la tenía que decir lo que la pasaba. Y ya lloraba y decía que no sabía nada, que no sabía lo que tenía.
Y yo llegué un día y, estando mi madre diciendo que no podía con ella, la dije:
-De hoy no pasa que nos digas lo que te pasa.
Y se echó a llorar y dijo que no sabía lo que tenía, que sólo no tenía ganas de hacer nada. Y entonces la dije yo:
-Vamos en casa de la señora Eugenia (que era una mujer que decían que curaba las brujas).
Y ella dijo que no quería ella ir allá, porque eran todas ésas tonterías. Y la dije:
-Vamos, y pasamos el rato con ella.
(Porque era una mujer sorda, y ya muy vieja. Y además, que teníamos amistaz con ella, y para gastar bromas con ella, la de­cían que un chico joven, que se llamaba Calixto, que la quería por novia, y la iba a dar serenata todas las noches. Y ella lo creía. Como era sorda, no se daba cuenta de que no tocaban.)
Y decía yo:
-Vamos a pasar el rato con lo de Calixto.
No hicimos más que llegar a su casa, y la dijo a Adela que qué malita iba, que cómo había tardao tanto en ir a su casa. Y la dije yo:
-Déjenos ustez de tonterías, que eso es para las de La Nava, que les saca ustez los cuartos y luego se los da ustez a Calixto. Y dijo ella:
-¡Anda, animal, contigo no se puede hacer nada! No la hagas caso, Adela. Siéntate.
Y sacó un Cristo ella, y la empezó a mirar con el Cristo. Y dijo que la habían hecho daño. Y entonces dijo Adela:
-¡Ay, señora Eugenia! Entonces ha sido la tía Pesetera! ¡Me lo tiene ustez que decir!
Dice:
-No, hija, no puedo decfrtelo. Nadaa más que te curas. Y ya se puso buena.
Pues, esta tía Pesetera era una mujer que era de Carpio. Y su marido era el que decía que era bruja. La daba muy mala vida, pues decía que a media noche, que se quedaba como si estuviera muerta, que ni que la pellizcara ni la pegara, ni hiciera lo que quisiera con ella, que daba señales de vida. Y decía que era bruja.

Medina del Campo, Valladolid. 8 de mayo, 1936.

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. Anonimo (Castilla y leon)


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