311. Cuento popular castellano
Un pescador tenía una mujer que tenía un
querido. Y se fue a pescar el Día de los Santos. Y estando el marido pescando,
llegó el querido, y estuvon merendando jamón y bebiendo vino. Y cada vez que
sacaban vino, echaban un canto para que estuviera siempre llena fa cuba. Y le
dice la mujer:
-Cuando venga mi marido y vea que falta vino,
y que no hemos dejado del jamón más que la corteza, ¿qué pasará? Y dice el
querido:
-No te apures. Yo me voy donde está pescando
con una sábana y una luz y una esquila, para hacerle comprender que no se debe
pescar el Día de los Santos. Y le digo, para asustarle, con la sábana y la luz:
«Pescador que pescas en Día de los Santos, el tocino te se vuelva corteza, y la
cuba de vino, cantos».
Y fue el querido donde estaba pescando,
envuelto en la sábana y con la luz, como si fuera un ánima. Y le dijo al
marido, escondido entre los árboles:
-Pescador que pescas en Día de los Santos,
¡el jamón te se vuelva corteza, y la cuba de vino, cantos!
Vino a casa el marido, asustado.
-No sabes lo que me ha pasao, mujer: que ha
ido como un muerto con una sábana y una luz, y me ha dicho: «Pescador que
pescas en Día de los Santos, el jamón te se vuelva corteza, y la cuba de vino,
cantos». Vamos a ver lo que hay en la cuba.
Y ve que está llena de cantos, con poco vino.
Y el jamón sólo tenía la corteza. Y dice entonces el marido:
-No volveré a ir el Día de los Santos a
pescar, porque ha sido un castigo de Dios.
Y se quedó tan conforme el hombre.
Nava
de la Asunción ,
Segovia. Pedro
García de Diego. 16
de abril, 1936. Posadero,
75 años.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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