419. Cuento popular castellano
En una aldea el mayoral mandó al zagal a ir a
misa, que era la fiesta grande de la aldea. Y el chico entró en la iglesia a
oír misa.
Al llegar la hora del sermón, pues empezó a
predicar el párroco un sermón adecuado a que Dios era un manso cordero. Y el zagalillo
se fijó en que tenían un cordero manso en el rebaño. Y en la ignorancia, se
suponía que Dios era el manso cordero que tenían en su rebaño. Y el cura
repetía que Dios era un manso cordero.
Al terminar la misa el zagal salió de la
iglesia y volvió a su rebaño. Y le dijo al mayoral:
-¿Sabe usted que tenemos a Dios en el ganao?
-Calla, muchacho, tú ¿qué dices?
-Que sí, señor. Pues, se subió el cura allí
en un alto en la iglesia con la camisa puesta encima la chaqueta...
-Pero ¡hombre! ¿Tú sabes lo que dices?
-Sí, señor. Allí mangoneaba y decía que Dios
era un manso cordero. Y claro, como le tenemos aquí, pues tenemos a Dios en el
ganao.
Luego, a los dos años, el mayoral y el zagal
pasaban por pie de la iglesia en tiempo de Cuaresma, y tocaban a la dotrina. Y
el mayoral mandó al zagal que se fuera a esaminar para confesarse. Y él fue, y
claro, como natural, le preguntó el cura que qué era Dios. Y le contestó que
era un camero. Claro, el señor cura le dijo que cómo decía esas cosas, que no
pue ser...
-Pues, sí, señor -le dijo el zagal-. ¿Se
acuerda usted, hace dos años, que vine a misa a la fiesta grande de la aldea y
se subió usted a ese alto que hay en la iglesia con la camisa puesta encima la
chaqueta y mangoneaba usted diciendo que Dios era un manso cordero? Pues le
teníamos nosotros en el rebaño. Y claro, hace dos años era cordero, y el año
pasao cancín. Y este año ¡ya es camero!
Mota
del Marqués, Valladolid. 30
de abril, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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