12. Cuento popular castellano
Una vez un lobo, que se llamaba
Martín, y una zorra, que se llamaba Catalina, sabían dónde había un colmenar de
miel. Y habían quedado los dos en ir a catarle juntos. Pero la zorra siempre
engañaba al lobo y se iba sola a dar un atracón de miel al colmenar.
La primera vez que fue al colmenar, le
dijo al lobo:
-Martín, estoy convidada a un bautizo.
-Bueno, bueno -contestó el lobo-. A
ver si me traes un güesico.
-¡Sí, sí! ¡Sí te le traigo, sí! -dijo
la zorra.
Se marchó la zorra al colmenar, se dio
una buena tripada de miel y se volvió para donde estaba el lobo. Y la pregunta
el lobo:
-¿Me has traído el güesico, Catalina?
-¡Ay, hijo, se me olvidó! -dijo la
zorra. Pero mañana voy a otro bautizo y no se me ha de olvidar; te le traigo.
-Pero, ¿cómo pusisteis al niño?
-preguntó el lobo.
-Pues le hemos puesto Principiéle
-contesta la zorra.
Llegó el día siguiente, y la zorra se
fue otra vez al colmenar.
-Hoy sí que te voy a traer el güesico,
Martín -le dijo al lobo. Al volver la zorra, volvió a decirla el lobo:
-¿Me has traído el güesico, Catalina?
-¡Ay, no, no! ¡No te le he traído!
-dijo la zorra-. Me le iba a meter en el bolso y me miraban y me dio vergüenza
y no le guardé. Pero mañana voy a otro bautizo y de mañana no pasa... Mañana te
traigo el güesico.
-Pero, ¿cómo le pusisteis al niño,
Catalina?
-Le hemos puesto Demediéle.
Volvió la zorra al tercer día, se
subió a la colmena y terminó con la miel que tenían los cepos. Volvió otra vez
donde estaba el lobo, y éste la dijo:
-¿Qué? ¿También hoy se te ha olvidado
el güeso?
-¡Ay, hijo! -dice la zorra-. Ya le
tenía guardao; pero fue otra zorra por detrás y me le quitó.
-Bueno -dijo el lobo-. Y, ¿cómo le
habéis puesto al niño?
-Pues, le hemos puesto Acabéle.
-Catalina -dice entonces el lobo-,
¿cuándo vamos a catar las colmenas?
-Cuando tú quieras..., cuando tú
quieras... -dice la zorra.
-Pues, hoy mismo vamos -dice el lobo.
-Bueno, pues vamos.
Se fueron al colmenar, y resulta que
no había nada de miel, pues la zorra se la había comido toda. Y entonces le
dice la zorra al lobo:
-¡Ay, Martín, Martín, mientras yo
estaba en el bautizo, tú te has venido a comerme la miel del cepo!
Pero el lobo la contesta:
-¡Ay, Catalina, Catalina, siempre los
bautizos a que has ido... habrás ido a comer la miel del colmenar!
-¡El que la has comido has sido tú!
-le dice la zorra. Y el lobo decía:
-¡La que la has comido has sido tú!
-Bueno, pues mira -dice la zorra.
Para salir de dudas nos vamos a tumbar al sol los dos juntos, y el que primero
sude aquél se ha comido la miel.
Se tumbaron al sol los dos, y el lobo
se durmió. Pero la zorra, como más lista, de que vio que el lobo se había
dormido, se levantó y le meó toda la cara. Y después le llamó y le dice:
-¡Ay, Martín, Martín, cómo me has
engañao! ¡Mira, mira quién se ha comido la miel de los cepos! ¡Tú, que estás
sudando! ¡Mira cómo sudas!
-¡Yo sí sudo, sí! -dice el lobo.
¡Pero la miel no la he catao! ¡El Principiéle, el Demediéle y el Acabéle era
que tú habías comido la miel del cepo!
Morgovejo,
Riaño, León. Narrador
LXV, 19 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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