427. Cuento popular castellano
Un sacristán de un pueblo llegó una noche a
tocar a la oración; pero dejó la puerta de la iglesia abierta, y un cerdo de un
vecino, que vivía próximo a la iglesia, se metió al ver la puerta abierta.
Tenían la tumba en medio de la iglesia, y debajo de ella se metió el cerdo.
Bajó el sacristán de la torre y vio que la tumba se movía. Sin perder tiempo se
fue en casa del señor cura a decirle que en la iglesia estaban los demonios.
Acudió el señor cura precipitadamente, diciéndole al sacristán:
-Todos los rezos que yo haga, y todas las
bendiciones que eche, tu contestación será siempre: «Así sea, señor cura.»
Abrieron la puerta de la iglesia, ambos
llenos de miedo. El cerdo, que llevaba bastante tiempo dentro de la iglesia, al
ver entrar al señor cura haciendo moviciones y cruces para espantar los
demonios, salió el cerdo espantado, y se le metió al señor cura por entre las
piernas. Y como era de bastante tamaño, arreó con él, y se le llevaba como si
iría encima de una caballería. Y como le había dado la orden al sacristán de la
contestación que tenía que dar a sus preguntas, empezó el señor cura por decir:
-¡Sacristán, que me llevan los demonios!
Y el otro, cumpliendo las órdenes, respondía:
-¡Así sea, señor cura!
Y volvió a repetir el señor cura:
-¡Sacristán, que me llevan los demonios!
-¡Así sea, señor cura!
Con tan mala suerte que no se sabe si habrá
vuelto.
Aldeonsancho,
Segovia. Juan
Pascual Alonso. 23
de abril, 1936. Dulzainero,
55 años (entrevistado en Cuéllar, Segovia).
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anonimo (Castilla y leon)
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