Allá por los Andes
venezolanos, mas concretamente en la población de Mucuchíes, en donde junto a
mis padres nos hospedamos en una confortable posada para turistas, gozando de
la apacible tranquilidad del lugar y de un frío paramero, conocí a un hermoso
gato color de nieve, el cual muy pronto se hizo amigo mío y al inspirarle
confianza me confió la siguiente historia de su vida:
Hace poco mas de un año vine
al mundo, protegido por los cuidados y cariño de mi madre, la cual tuve la
desgracia de perder poco después, con la inmensa suerte de que en esos mismos
días una linda perra llamada Clavel dio a luz cinco bellos cachorros y haciendo
gala de su instinto maternal no tuvo inconveniente de adoptarme como hijo suyo
y junto a su prole vine creciendo, compartiendo con ellos sus juegos y
travesuras, como la de espantar a las gallinas, corretear a las ovejas,
perseguir a los ciclistas y otras tantas de nuestra edad juvenil.
En otras ocasiones y para
burlarme de ellos me trepaba de un salto en un árbol que hay en el corral o me
paseaba orondo por arriba del tejado, ante sus miradas que denotaban su
confusión y envidia de no poder hacer lo mismo, pero sin romper con ello el
cariño y hermandad que nos unía o compartir en el mismo plato los alimentos que
nuestros dueños nos suministraban a diario.
El problema que me atormenta
actualmente es el de no saber a ciencia cierta si verdaderamente soy un gato o
por el contrario pertenecer a la raza canina, por cuanto a mi manera de ver las
cosas y analizar mi conducta en ciertas ocasiones, creo tener doble
personalidad que no deja de preocuparme, pues recientemente mis amos con el
propósito de librarse de unos ratones que saqueaban la bodega, me encerraron
una noche allí y fue tanto el miedo que me dio al verlos que salí despavorido,
circunstancia que me induce a tener que consultar lo mas pronto posible, por no
decir de urgencia con un psicólogo allá en la ciudad de Mérida en donde he
sabido que hay muy buenos facultos que con absoluta seguridad van a resolver mi
grave problema que con toda confianza te he dado a conocer y que por ningún
motivo debes divulgar en descrédito de mi noble reputación.
999. Anonimo
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