Al regresar de un largo viaje, un
marino trajo consigo a un nativo de una isla lejana. Durante la travesía, el
nativo cayó enfermo y, se quedó completamente sordo.
Para celebrar su llegada, el marino
dio una fiesta. Todos sus amigos eran muy aficionados a la música y tocaron
varios instrumentos. Después de la cena, empezaron a bailar y el nativo no pudo
reprimir las carcajadas, pensando que se habían vuelto locos.
-No entiendo a estos hombres de la
ciudad -se decía.
El marino llevó a su indígena a la
consulta de un buen especialista, que, después de algún tiempo, curó su
sordera.
Entonces el marino le llevó a un
concierto y el isleño comprendió el sentido de la danza que ejecutaban los
intérpretes al son de los instrumentos y percibió la exquisita sonoridad de los
acordes.
-No debí burlarme de tus amigos la
primera vez que los vi bailar, porque ahora que oigo, comprendo la armonía de
la música.
-También nosotros los que gozamos
de los privilegios de la civilización apreciamos su belleza -dijo el marino,
sobre todo cuando nos falta.
999. Anonimo
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