Hace muchos años, en la
Ciudad de la Fantasía, vivía Svanilda, una linda muchachita de ojos azules
como el mar. Todos la llamaban Svanilda la bailarina, pues era quien más y
mejor bailaba en todas las fiestas.
Las calles de la Ciudad
de la Fantasía estaban alfombradas de guijarros de colores que centelleaban al
sol y sus casas tenían ventanas de forma de luna o corazón. Así era la casa
del misterioso Coppelius, el mago, situada en la plaza, frente a la de
Svanilda.
Aquel día, la muchacha
aguardaba al apuesto Franz, del que estaba enamorada. Todos en la Ciudad
creían que muy pronto, durante las fiestas, se anunciaría la boda de ambos.
Sólo Svanilda no estaba segura pues, últimamente, Franz dedicaba toda su
atención a la casa del mago, especialmente hacia la ventana donde una bella
joven leía sin cesar.
-¿Es que Franz se ha
enamorado de la hija del mago? -se preguntó Svanilda.
-¡Viva el rey! ¡Viva el
burgomaestre! -gritaba la gente hasta enronquecer.
Pero Svanilda no gritaba
ni reía pues, si Franz había dejado de quererla, no obtendría la dote ni podría
ser feliz.
999. Anonimo
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