Hace muchísimos años,
reinaba en Persia un sultán llamado Sharriar. Era despótico y caprichoso,
además de feo y todos los días se casaba con una hermosa doncella a la que
luego hacía llevar al "Valle del que no se vuelve". Esto sucedía
siempre antes de que el alba despuntara.
El despótico sultán vio
a la hija del gran visir, llamada Scherezade y decidió tomarla por esposa.
El gran visir, esto es,
primer ministro, se llevó un susto de muerte, pues amaba mucho a su hija y conocía
la crueldad del sultán.
La muchacha, por el
contrario, decidió poner fin a las malas costumbres de su soberano.
Además de bonita, era
alegre, ingeniosa y lista. Cada noche, contaba un cuento al sultán, tan
interesante y tan largo que, por saber el final, llegaba la aurora y con ella
la vida de la muchacha se prolongaba un día más.
Y así una noche y otra
noche. Sharriar no se había dado cuenta de que era feliz.
La hermosa muchacha iba
hilvanando sus maravillosos cuentos que han hecho las delicias de todos los
niños del mundo, como "Aladino y la lámpara maravillosa", "Alí
Baba y los cuarenta ladrones"; "Simbad el marino" y tantos y
tantos otros.
Pasaron así mil noches y
una más. Maravillado el sultán, perdonó la vida de la muchacha y la hizo
feliz.
Las historias de
Scherezade podéis leerlas en el libro titulado, "Las mil y una
noches".
999. Anonimo
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