Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 1 de febrero de 2015

Un embarazo sin intervención masculina .080

En medio de la selva había un poblado donde la gente nunca había visto el mar. Un chico de ese poblado, que era cazador, se adentraba en la espesura en dirección al mar cuando iba de caza. Cada día llegaba, sin saberlo, un poco más cerca. Hasta que un día oyó el rumor de las olas y regresó espantado a su casa.
Al día siguiente preparó su comida y volvió sobre sus pasos, para averiguar qué era lo que provocaba aquel gran ruido. Por el camino encontró a un hermoso pájaro de plumas brillantes de muchos colores, lo cazó y se lo llevó con él.
Al llegar al mar, quedó maravillado por encontrar un río tan grande y un espacio tan abierto. Siguiendo la costa divisó un poblado y, en él, un palacio. Desde una de las ventanas le estaba observando la hija del rey de aquel lugar, que le tiró una cuerda y le invitó a subir. La chica le contó que su padre no quería que se viera con ningún hombre, porque quería que diera a luz sin haberse acostado con ningún varón.
Al despedirse, le pidió que le regalara el pájaro. Él replicó: «No puedo dártelo, porque es lo único que tengo para comer. Pero, como tiene unas plumas tan hermosas, te entregaré una si me muestras tu pie». Ella accedió.Y el chico, desde aquel día, acudía a visitarla y le daba una pluma a cambio de que ella le mostrase una parte de su cuerpo. Por fin se acostaron juntos y, al cabo de un cierto tiempo, la chica quedó embarazada. Él volvió a su poblado a la espera de que diera a luz.
Cuando la chica estaba a punto de alumbrar a su hijo, mandó recado a su novio. Éste llegó al poblado con toda su familia. Y cuando llegó el momento, la hija del rey dio a luz a un niño muy hermoso. El rey reunió a toda la gente del poblado y les dijo: «Siempre habíais oído decir que Dios es el único que había conseguido que una mujer diera a luz sin necesidad de acostarse con un hombre. Sin embargo, ahora podéis daros cuenta de que yo también he podido conseguirlo. Si hay alguien entre vosotros que pueda desmentirlo, que se levante y que hable delante de todos».
La gente del poblado estaba contenta de que su rey hubiera conseguido hacer lo mismo que Dios. Por eso se sorprendieron al ver que el chico del bosque se levantaba. Cuchicheaban: «¿Cómo un salvaje del bosque puede enseñarnos nada a nosotros los de la costa, que somos civilizados?». El chico explicó su historia y la hija del rey entró en el palacio y regresó con la cesta llena de las plumas que le había regalado. Entonces todos les creyeron, porque nadie había visto nunca unas plumas semejantesi.
El rey, avergonzado, entregó su palacio al chico del bosque, que se quedó allí con la chica y con toda su familia. Desde entonces, la gente del bosque ha vivido también en la playa.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 055


i Las plumas cumplen la función de «marca», además de haber provocado una progresiva iniciación sexual.

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